Una educación de excelencia que esté al alcance de todos los miembros de la sociedad es un valor sustancial para que la libertad del ciudadano sea una realidad pues el conocimiento le otorga a los hombres y mujeres que integran la comunidad el inmenso poder de decidir con absoluta convicción sobre las distintas alternativas de la vida cotidiana y entre ellas sobre la designación de aquellas personas que lo representarán en el gobierno del Estado procurando el bienestar general y la plena vigencia de los derechos y garantías que la Constitución Nacional manda.

Por lo dicho precedentemente los países gobernados por Estadistas, hombres de Estado que no sólo tienen el don de apreciar las riquezas que el país ostenta en cada uno de sus rincones sino también la habilidad de rodearse de los mejores colaboradores, los más aptos, para que las desarrollen integral y armónicamente, colocan como prioridad la profusa siembra de colegios, escuelas, universidades, centros de investigación, donde el material humano, el que enseña e instruye, está compuesto por expertos de calidad en la ciencia y en la vida, colocando en sus manos la formación de personas útiles para llevar a la Nación, con el resultado de su saber y el respeto riguroso de los valores, a ser un ejemplo donde se miren el resto de los países del mundo.

Sin duda que lo expuesto es lo que distingue a las democracias de las dictaduras que desalientan la educación en todos sus niveles, se la deteriora al punto de que llega a ser beneficio de unos pocos, de los que pueden pagarla, normalmente en establecimientos caros, lejos del presupuesto del hombre común.

Así las dictaduras fomentando la ignorancia generan sociedades de hombres y mujeres que carecen de libertad para decidir, lo que tienen o no tienen lo resuelve el amo de turno, que dirá quien come y quien no, quien trabaja y quien será su esclavo limosnero y en suma coloca a cada ciudadano en una encerrona sin salida que utiliza en su beneficio al tiempo del voto.

Por ello el primer objetivo del próximo gobierno será dotar a la población de la mejor educación posible, aquella que esté en coincidencia con un mundo que para el hombre de a pie es ignorado o ha quedado demasiado lejos, llevando a cabo la tarea con rigor obsesivo, de manera tal que rápidamente superemos el atraso que nos abruma y alcancemos el lugar destacado que alguna vez tuvimos y al que volveremos con coraje y vocación republicana.