En el trámite penal existen un par de comportamientos de los imputados que indican a jueces y fiscales de manera relevante sobre la inocencia o culpabilidad respecto del delito que se le atribuye y en tal sentido mi experiencia durante años en ambos cargos me permite afirmar que la actividad tendiente a apresurar el inicio y desarrollo con urgencia del expediente y al tiempo de la indagatoria las palabras se atropellan en su boca expresando las circunstancias que demuestran su inocencia, mas si opta por no hablar y retardar el juicio utilizando todo tipo de dilaciones normalmente su responsabilidad penal en el hecho aparece sin dudar y sin excusas.

Esto aparece diáfano en el juicio oral y público determinado por la presencia de jueces, fiscales, testigos, prueba material de todo tipo que no sucede en las controversias que se resuelven en el despacho de magistrados y ministerios públicos.

Cuando se instaló el juicio oral y público en la provincia de Neuquén la verdad de lo sucedido apareció con frecuencia, lo cual fue celebrado, pues tal certeza, esto es, la indudable determinación de la materialidad del hecho y de los autores del ilícito penal investigado es la causa del proceso penal llevado sin vicios ni presiones. 

Quizás alguna consideración sobre el significado del comportamiento de o los imputados pueda parecer exagerada, a veces los magistrados se apartan sin motivo de ellos y de la verdad, de la prueba, en suma de la justicia.

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