En los últimos tiempos se habla, se discute, se expone, se clama por humanizar el derecho aunque en la práctica se da todo lo contrario las formas y una serie de circunstancias generadas por una realidad avara para con aquellos con mayores dificultades para hacerle frente a la vida, los marginados del sistema, los vulnerables determinan que desafortunados organismos como el Juzgado de Familia y Juicios Ejecutivos de Zapala, se conviertan en verdaderas picadoras de la armonía y economía familiar.
La ausencia de trabajo, los bajos salarios, el juego desarrollado de una manera insolente con enormes y suntuosas salas van transformando una sociedad próspera y llena de futuro ,allá por los años 80 cuando llegué a conocerla por primera vez, en un paraje lúgubre con habitantes sin ilusiones, atrapados por una maraña de juicios ejecutivos que tienen por actores desde el Estado que generó la situación de crisis hasta ávidos prestamistas que lucran con usurarios intereses, la necesidad y lo que es más común la adicción de la gente, del hombre común, sojuzgado y abatido por un sistema que no lo tiene en cuenta. A veces pienso que habría que institucionalizar toda esta malicia en una secretaria o ministerio de malestar social. Las acciones y proyectos contradictorios van de la mano para lograr el absurdo como objetivo final. En efecto por un lado se habla de mediar, de conciliar, se hacen charlas, conferencias, se presentan proyectos y por el otro se embarga, se ejecuta, se remata. Sé que son palabras nacidas en la enorme impotencia de ver que los gobernantes son sólo palabras sin acciones concretas. Que se manipula la desesperación del hombre común. El otro no es nadie para algunos jueces y abogados indiferentes y sin escrúpulos. No ven más allá de sus mezquinos intereses personales, de su comodidad o el propio interés. Esto no es una sociedad con justicia, es la anarquía institucionalizada. Renuncié al cargo de juez por no existir justicia y no obstante estar matriculado como abogado es sólo para enfrentar un par de infamias, pero jamás me prestaría a avalar un esquema que tiene por único fin el lucro de los que más tienen.
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