En el día de la fecha, martes 21 de junio de 2011, se dieron a conocer los resultados finales para cubrir un cargo de Juez de la Cámara Criminal Segunda de la Primera Circunscripción Judicial con asiento en la ciudad de Neuquén y la ganadora fue la Dra. María Florencia Martini, con 60, 43 puntos, en segundo lugar quedo el Dr. Alejandro Cabral, con 58,96 puntos y el tercer puesto lo ocupó la Dra. Mabel Folone, con 53,09 puntos. (Ver http://.guillermoberto.wordpress.com)
Que más allá de los méritos de la Dra. Martini, no tengo duda que nuevamente se ha cometido por el Consejo de la Magistratura una grave injusticia, en tanto en la suma del puntaje obtenido por cada postulante se le otorgó relevancia a los "antecedentes", que lejos de privilegiar el trabajo profesional de cada funcionario en el día a día, su apego a la función, su compromiso con la labor, su persistente asistencia, apenas recauda austeros 7 puntos, las maestrías, los posgrados, los doctorados, asistencia a cursos en general, de perfeccionamiento, conferencias, suman un total de 28 puntos, los que se limitan a 20 en total pues ese el tope asignado al concepto "Antecedentes".
Así en el caso del Dr. Cabral, con una larga y rica trayectoria en la justicia neuquina sumó, agregando algún curso, en el ítem indicado 12,39 puntos, mientras que la Dra. Martini con una escasa experiencia profesional y en el Poder Judicial, pero con conferencias y cursos sumó 16,29 puntos.
Aquí corresponde destacar que quien ejerce la carrera judicial como el Dr. Cabral, durante muchos años, desempeñándose como juez correccional, siendo habitual sus subrogancias en la Cámara Criminal, naturalmente no tiene tiempo para asistir a cursos, doctorados o maestrías salvo que solicite licencias a tales fines lo que necesariamente determina que el trabajo recaiga sobre el colega que decidió trabajar, atender al justiciable y su problema y que al tiempo del concurso para ascender verá frustradas sus expectativas justamente por ello, es decir por cumplir en tiempo y forma, con rigor la función que le han asignado.
La sola descripción de como suceden los hechos muestra sin más la injusticia que implica castigar al que trabaja y premiar al que pasa la vida de congreso en congreso, de maestrías a doctorados. Porque el primero, el que trabaja, no ascenderá jamás y el segundo llegará -como en este caso - a la categoría más alta en la justicia como lo es Vocal de Cámara, aún sin haber sido juez de primera instancia previamente.
Ante exámenes técnicos similares, como sucedió en este concurso, siempre queda la posibilidad que los consejeros hagan justicia con el antiguo y trabajador juez al evaluar a los candidatos en el rubro "Entrevista”. Ello no sucedió en este caso. Si bien cuatro consejeros le dieron 20 puntos al Dr. Cabral (el máximo en el rubro) otro le asignó 19 puntos y un consejero 18, sorpresivamente el consejero De los Santos, lo califica con magros 13 puntos, que terminan definiendo el concurso ya que ya que el mismo funcionario le otorga a la Dra. Martini 20 imprevistos puntos.
Sin duda que el consejero De los Santos deberá dar cuenta de su arbitraria calificación de uno y otro postulante a los ciudadanos en la persona de sus representantes, pero de cualquier manera el sistema del Consejo de la Magistratura ha mostrado una vez más que desprecia el trabajo judicial, que valoriza lo que en los pasillos de tribunales se ha popularizado como "papelitos”, esto es los certificados de cursos y doctorados.
Reitero que este manera de evaluar esta cargada de oscuridades, aunque en definitiva en situaciones manifiestamente injustas, como es lo que ocurrió en este concurso con el Dr. Cabral, juez de relevante prestigio que fue desplazado por una defensora oficial, de innegables méritos, pero con un largo camino a recorrer en la justicia, la legislatura al momento de conceder el acuerdo tiene la oportunidad de equilibrar la balanza haciendo valer el trabajo riguroso y de excelencia de un magistrado de impecable trayectoria en la justicia neuquina. |