Fernanda Pereyra, de 23 años, vive en Rincón de Los Sauces, Provincia del Neuquén. El pasado 13 de marzo por la madrugada Fernanda fué hasta un cajero automático con su bebe de tres meses en brazos fruto de la relación con su ex pareja Orlando Marangel Aremar conocido boxeador profesional.
Terminado el trámite de extracción, sale y se encuentra con Aremar quien la persigue durante varias cuadras hasta cerrarle el paso al automóvil en que se conducía, la saca de su interior y la golpea con furia, no obstante que llevaba en brazos al niño de tres meses, perdiendo el conocimiento varias veces sufriendo como consecuencia de los golpes y patadas que recibió cortaduras y moretones en todas partes del cuerpo, su rostro quedó desfigurado y la tomografía que le sacaron mostró lesiones que deben ser estudiadas y tratadas.
Luego de lo sucedido y una vez repuesta acudió ante el juez de garantías Marcelo Muñoz con el fin de solicitar que el golpeador quedara preso pues esta era una de las tantas agresiones de igual tipo que sufría de su ex pareja y por las cuales realizó reiteradas denuncias obteniendo como única respuesta de parte de la justicia una orden de "no acercamiento" que por supuesto Arcara nunca cumplió.
No obstante el pedido de la fiscal y la querella para que se dicte la prisión preventiva del violento, lo cual según mi modesto entender correspondería conforme lo dispuesto en los artículos 90 y 80 inciso 2º del Código Penal ya que el agresor habría incurrido en el delito de lesiones graves agravadas por alevosía en tanto pegó sobre seguro y así podría aplicarse a su respecto una pena de 3 a 10 años de prisión, mas consecuente con su convicción garantista el juez Marcelo Muñoz, con la firme esperanza que Arcara no termine matando finalmente a Fernanda, dejó al victimario en libertad prohibiéndole que se acerque a ella y a su familia, circunstancia de cuyo control en los hechos no se encarga nadie y en realidad es un castigo para la víctima que la obliga a vivir encerrada con sus hijos, con el temor serio y cierto que el agresor logre de alguna manera accederla - viven ambos en Rincón de los Sauces - y golpearla a gusto quizás hasta provocarle la muerte.
Lo narrado muestra lo temible de este nuevo Código Procesal del Neuquén que como ya dije está hecho a medida de los criminales, donde la víctima no tiene lugar y el dictado de la prisión preventiva como medida cautelar aún en casos de extrema gravedad como el narrado se convierte en un delito de lesa humanidad.
Legisladores y jueces deben reflexionar, unos en la necesidad de otorgarle, mediante las modificaciones pertinentes del nuevo Código de forma, el efectivo goce de las garantías normadas en los arts 18, 16 y c.c. de la Constitución Nacional también a las víctimas protagonistas pasivas del accionar criminal y a los jueces y fiscales que al pedir o resolver se pongan en el lugar de las víctimas y reclamen y decidan apreciando el injusto padecimiento y dolor que atravesaron porque el intocable delincuente quiso.
Sin una justicia prudente y eficaz que aprecie todo el contexto del conflicto en cada caso que se presente para el conocimiento y decisión de jueces y fiscales y se pronuncie con razonabilidad y sabiduría, sin obediencia debida a un cuerpo de normas que intenta imponer una ideología peligrosa para las víctimas y que alienta la inseguridad que nos acecha, no se podrá volver a los tiempos de vida tranquila y en paz cuando los criminales estaban en la cárcel y los hombres y mujeres de bien podían andar trabajar, divertirse con libertad sin temor al golpe artero o al tiro del final, pues la policía y la justicia cuidaban celosamente de la seguridad de los ciudadanos.
Imagen publicada por la victima en Facebook
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