En el ranking de independencia judicial que realiza el Foro Económico Mundial que organiza anualmente la cumbre de Davos y que comprende a 148 países, Nueva Zelandia, Finlandia e Irlanda ocupan los tres primeros lugares contabilizando la totalidad de la naciones mientras que entre los países latinoamericanos, Uruguay (25), Chile (27) y Costa Rica (37)son los mejores posicionados mientras que entre los peores se encuentran Argentina (132), Paraguay (146) y Venezuela (148).
Como conlusión del informe, publicado por el diario Infobae on line del 21/06/2014 se concluye afirmando que "La única forma de que el Poder Judicial cumpla su función social es que sea realmente independiente del Gobierno, de las empresas y de los sindicatos, pero no de los ciudadanos. Que los jueces tengan libertad para decidir sin recibir presiones es tan importante como que rindan cuentas de sus actos ante la ciudadanía."
La falta de independencia de la justicia en Argentina tanto en el orden nacional como provincial desalienta el acceso de los ciudadanos a los tribunales en reclamo de sus derechos y cuando el hombre de a pie se ve involucrado ocasionalmente en algún trámite donde su contraparte es un referente del poder político, amigo o pariente el pronunciamiento es invariablemente contrario a sus intereses imponiéndose la arbitrariedad del favor por encima de la razón más evidente.
Como ejemplo de ausencia de justicia independiente en nuestro país basta con referirnos al caso del fiscal José María Campagnoli, suspendido en su cargo, sometido a juicio político y a punto de ser destituido, luego de una extensa y destacada actuación en el Poder Judicial de la Nación, por el hecho de haber llegado con su investigación imparcial a poner de manifiesto una de las tantas versiones corruptas del poder y castigado con el único fin de hacer saber que el atrevimiento de exponer las tropelías de los amos y sus afines esta vedada en todos los casos y en el supuesto de atreverse a transgredir tal impedimento el cese en el cargo será la sanción de rigor.
El caso precitado es sólo una muestra de una justicia carente de ética y moral, ausente de credibilidad, que se merece ampliamente estar entre los países menos confiables en esta materia tal como lo indica el ranking del Foro Económico Mundial, apareciendo oportuno poner de manifiesto la afirmación de Alberdi sobre el punto:: “La propiedad, la vida, el honor, son bienes nominales cuando la justicia es mala. La Ley, la Constitución, el gobierno, son palabras vacías si no se reducen a hechos por la mano del juez que, en última instancia, es quien los hace ser realidad o mentira” (Juan Bautista Alberdi, Obras Selectas). |