A raíz de la Marcha Federal que se llevó a cabo recientemente aprecié que los que aparecían como referentes de la misma son individuos que permanentemente han gozado de beneficios y en toda circunstancia han reclamado derechos y privilegios sin mencionar jamás las obligaciones que tienen a su cargo y cómo han logrado las riquezas que ostentan a pesar de que ignoran lo que es trabajar duramente y muchos de ellos se encuentran sometidos a procesos por estar sospechados de graves delitos contra la Patria.
Simplemente para dar unos pocos nombres de los “notables” citaré a los titulares de las dos CTA Yasky y Micheli que siempre aparecen en autos importantes, bien vestidos y arreando gente pobre en colectivos y con la paga de 300$ como “ayuda social”.
Que decir del multiprocesado Amado Boudou y Máximo Kirchner diputado del FPV e involucrado en múltiples causas penales que lo tienen como posible autor de ilícitos vergonzantes.
También aparecía los Srs. Fernando Esteche o Luis D'Elia que expresamente militan para que la gente salga a la calle y derroque al Presidente Ing. Mauricio Macri.
Todos los nombrados claman por el Estado de Bienestar que le prometía la ex Presidente Cristina Elisabet Fernández sustentado en subsidios incontrolables que dejaron el país desvastado y hoy los habitantes de la Argentina ante el festival de dilapidación insensata son como decía Alberdi
“sombras errantes en la soledad del desierto”.
Estas actitudes que se reflejaron en la marcha por personajes como los citados no es producto de una actitud asumida subitamente sino la consecuencia de haber sido formados en la fantasía de que no es necesario realizar ningún esfuerzo para obtener lo deseado ya que es suficiente reclamar derechos y estos serán, divulgando la falsa y malvada creencia de que el Estado se hará cargo de ellos.
Sobre el punto aparece relevante destacar un excelente articulo publicado por la periodista Mónica Mullor en el diario El Líbero de Chile del día 5/9/2016 donde se destacan las “Once reglas que tus hijos no aprenderan en la escuela” escritas por Charles Sykes, a saber:
1. La vida no es justa. Acostúmbrate a ello. 2. Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, con independencia de que te sientas bien contigo mismo o no. 3. No ganarás 5.000 dólares al mes nada más salir del instituto, y no serás vicepresidente de compañía alguna, con coche a cargo de la empresa, hasta que hayas estudiado y trabajado mucho. 4. Si piensas que tu profesor es duro, verás cuando tengas jefe: éste sí que no tendrá vocación por la enseñanza ni grandes dosis de paciencia. 5. Dedicarse a preparar hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: lo llamaban oportunidad. 6. Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos. 7. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como ahora. Empezaron a serlo cuando empezaron a pagar tus cuentas, lavar tu ropa y escucharte hablar acerca de lo “super” que eres y lo pesados que son ellos. Así que, antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, pon orden en tu propia vida, empezando por tu cuarto. 8. En la escuela puede haberse abolido la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se repite y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en un examen y sacar adelante la tarea. La diferencia con la vida real es total. 9. La vida no se divide en evaluaciones. No disfrutarás de largas vacaciones estivales en lugares remotos, y muy pocos jefes colaborarán a que te encuentres a ti mismo. Todo eso tendrás que hacerlo en tu tiempo libre. 10. La televisión no es la vida. En la vida cotidiana, la gente tiene que salir del café para ponerse a trabajar. 11. Sé amable con los nerds: es muy probable que termines trabajando para uno de ellos.
Y podríamos agregar: a. La soja no va a pagar tus derechos. b. El Estado no tiene más plata que la que te saque en impuestos. c. No hay almuerzo gratis, todo cuesta y alguien siempre lo paga.
Las reglas precitadas deben ser, a mi modesto entender, apreciadas con rigor no solo por los habitantes de este país que necesita del esfuerzo de cada uno de sus hombres para salir adelante sino también por su clase dirigente particularmente aquella que según los discursos puestos de manifiesto en la Plaza el día de la marcha equivocadamente creen que el bienestar les vendrá pidiendo los recursos sin aportar nada de su parte más allá que protestas, insultos, agravios y fantasias que nunca se haran realidad sin el trabajo duro. |