Argentina en las próximas elecciones deberá decidir recuperar la integridad de la democracia republicana de Juan Bautista Alberdi u optar por el comunismo del Che Guevara.
Este interrogante surge luego de comparar las ideas de igualdad, libertad, derecho de propiedad con las del Che cuando afirma «no soy Cristo ni filántropo, lucho por las cosas que creo con todas las armas a mi alcance y trato de dejar muerto al otro».
La última frase esta contenida en la obra «El Canalla, la verdadera historia del Che» de Nicolás Márquez, abogado, periodista y escritor de Mar del Plata, que rescata al hombre debajo del mito, al argentino detrás del latinoamericano y al homicida por sobre la figura del hombre justo.
En su trabajo describe al Che como un hombre con una interesante cultura general, pero con muy poca cultura política, que tenía rasgos temerarios, crueles, voluntaristas, desafiantes y era un sujeto propenso a tomar decisiones extremas y desaforadas.
El Che predicaba «el odio como factor de lucha, y sus muertes por el mismo perpetradas se cuentan en decenas».
En los años 70 el Che era visto de una manera bastante fiel a la real, la del guerrillero intransigente. Este modelo inspiró a las FARC en Colombia, al ERP en Argentina, al MIR en Chile, a Sendero Luminoso en Perú y así sucesivamente a otras guerrillas de la región.
En el fondo los fanáticos guevaristas de hoy solo van a Cuba a hacer turismo de izquierda por una semana y luego vuelven a sus respectivos países de origen a seguir disfrutando de internet y Coca Cola.
Son guevaristas testimoniales cuyo testimonio no va más allá del simbolismo del poster decorativo.
En fin, lo expuesto es una síntesis de las propuestas para votar en las próximas elecciones en este país: seguir con un gobierno comunista o elegir el derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad, a la propiedad, al bienestar general que proclama el Preámbulo de la Constitución Nacional Argentina. |