Desde que asumió Alberto Fernández la presidencia de la Argentina con el aval de la vicepresidente Cristina vda de Kirchner, hemos padecido el peor momento económico y social, hundiéndonos en todos los rubros tanto a nivel nación como provincial lo más hondo que se pueda imaginar.

Pasamos a estar en el fondo de todas las estadísticas como nunca nos había sucedido a tal punto que puede afirmarse que lo resuelto por Fernández-Fernández no ha sido una negligencia, sino que para hacer tanto daño debió existir dolo en la acción, avanzando rápidamente en la intención de convertirnos en Venezuela.

Esa es la imagen de un país quebrado, con un futuro inmediato de decisiones irrazonables.

Además, en pocas semanas serán las elecciones de medio tiempo y aun cuando el kirchnerismo pierda holgadamente se mantendrá la formula Fernández-Fernández en el poder por un período de más de 2 años y apreciando la ruina en que convirtieron al país en poco más de 1 y medio, solo cabe imaginar un fin de mandato con la huida presurosa de empresas y elemento humano brillante.

La vicepresidenta se encargará de quedar limpia de los variados y graves procesos que aún quedan en trámite y Alberto Fernández continuará dictando decretos inconstitucionales y organizando fiestas de cumpleaños y así llegaremos a la pesadilla más temida, esto es, los que no hayan emigrado y sobrevivan al coronavirus en esta tierra verán como la República Argentina se habrá convertido en Argenzuela.