Cada día me topo con la ansiedad de la gente y de los medios que anticipan el candidato a presidente que resulte en las elecciones del 2023 coincidiendo en general que el ganador debe tener estirpe de líder y una probada experiencia, es decir una persona que se distinga del resto y sea capaz de tomar las decisiones necesarias que nos pongan en el rumbo preciso para superar los obstáculos de cualquier clase que se nos presente.
Además, deberá respetar estrictamente los valores éticos que hoy son burlados sin pudor tales como el compromiso, la honestidad, la lealtad, la libertad y la igualdad ante la ley.
Es relevante la experiencia ganada en cargos ejecutivos y contar con la consideración por hechos de relevancia nacional e internacional que lo convierta en una persona valorada en todos los ámbitos.
En suma, el primer mandatario que resulte electo en los comicios 2023, debe tener temple esto es, según lo describe la RAE, fortaleza enérgica y valentía serena para afrontar las dificultades y los riesgos.
Nos resta un largo camino para llegar a ese acto tan decisivo y relevante, que debemos aprovechar para apreciar con sensatez y atinadamente a quien vaya a dirigirnos, es una oportunidad en la cual no podemos equivocarnos, ya que se acabaron todos los recursos y la sentencia que resulte quedará firme irremediablemente. |