La Constitución Nacional consagra la plena vigencia, la defensa irrestricta de los DDHH que no pueden ser violados sin recibir el consiguiente castigo.
En la actualidad Argentina preside la Comisión de DDHH de las Naciones Unidas, lo que implica además de un honor votar en consonancia con la doctrina del rechazo absoluto de los actos de aquellos que llevan a cabo los países que vulneran sin límite alguno los derechos como la vida, la libertad, la propiedad privada, la igualdad tal como sucede en estos días con Venezuela y con China, reclamando las naciones del mundo que se investigue las graves transgresiones a esos derechos esenciales que no pueden ser vulnerados de manera alguna. Sometida a votación en esta oportunidad, Argentina volvió caprichosamente a abstenerse con lo cual, China en esta oportunidad no será investigada por vulnerar permanentemente los derechos humanos de su pueblo y sucederá lo mismo con Venezuela.
El gobierno no entiende o mejor dicho no quiere entender que en su actuación internacional debe adecuarse a la voluntad del pueblo que los votó, de los representantes que claramente han consagrado los derechos cuyo respeto se reclama en Venezuela y China, mandato que se encuentra plasmado en la ley fundamental.
Así ya es una costumbre que Argentina invoque en sus discursos los DDHH en su integridad, sustancialmente la libertad, el bienestar, el respeto por el otro y luego al actuar se pronuncie absteniéndose o rechazando el reclamo que permitiría una exhaustiva investigación sobre la ausencia de transgresiones a los derechos sustanciales para la vida sin cárceles, desapariciones de personas o el asesinato mismo llevado a cabo por el terrorismo de estado y que determinan el exilio de sus habitantes que huyen aunque ello implique la muerte misma.
Finalmente destaco que en Argentina el gobierno de Fernández-Fernández tiene permanentemente esos comportamientos que confunden a su interlocutor y que van desde la proclama en favor de los valores de la democracia por un lado y por el otro ofrecerles a crueles tiranos el libre acceso, abrir las puertas de par en par afirmando que nuestra tierra puede ser la base de sus fechorías como sucedió con Vladimir Putin.
Así nuestros gobernantes deben definitivamente actuar y decidir en defensa de los derechos humanos y abandonar sus comportamientos dictatoriales que quiebran el equilibrio de respeto a los valores y principios de conformidad con los art. 14, 16, 18 y ccds. de la Constitución Nacional
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