Al presente desde el 1° enero de 2023 en la ciudad  de Rosario han asesinado a 66 personas algunas de las cuales sin tener relación alguna con el narcotráfico que se ha convertido en un flagelo sin solución y que tiene como causa de la ausencia del Estado que no cuida a los ciudadanos, gendarmería, prefectura y fuerzas armadas ni elemento humano experimentado no aparecen comprometidos con la necesidad de convertir ese infierno, esa situación invivible en un ámbito pacífico donde los habitantes puedan salir de sus casas convertidas en celdas plena de robustas rejas, cámaras de seguridad, alambres particulares y vecinales, muros electrificados y en general todo tipo de resguardo que torne definitiva la vida tranquila en la Ciudad Capital de la Bandera de la Patria. 

Más la situación parece harto difícil si el Ministro de Seguridad de la Nación afirma con abrumante seguridad que “los narcotraficantes nos han ganado”, mujeres, hombres y niños pierden la vida por balaceras que se multiplican al azar, por el gusto de matar, los bunkers donde la droga se vende con facilidad mientras los funcionarios federales y locales cruzan los brazos, no se hacen cargo. 

Sí o sí esta actitud debe cambiar, asesinatos, robos, entraderas violentas se van contagiando con rapidez a todas las provincias del país, los dueños del poder en las distintas jurisdicciones deben quebrar sus actitudes de negligencias irritantes y de una vez y por siempre ponerse de acuerdo, desarmar esta estructura de altísima inseguridad y dar fin a las amenazas, el miedo y la sangre de inocentes deje de fluir. 

Imagen de lanacion.com