Conforme el preámbulo de la Constitución Nacional realizar el bienestar general y asegurar la libertad son exigencias insalvables en cualquier tiempo para afirmar su vigencia esto es conseguir ese puerto seguro -con el que soñaba Alberdi- al que se podía acudir con éxito en tiempos de borrascas y dificultades de magnitud que pudieran afectarla.

Así la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia (fallos 179:113) sostiene inveteradamente que «Del preámbulo se desprende como objetivos de la Constitución Nacional el bien común y la libertad» confirmando que la soberanía reside en el pueblo que la ejerce a través de sus representantes.

Hoy esas dos premisas esenciales volcadas en el preámbulo no se cumplen, por el contrario cada día la pesadilla de vivir en Argentina se agranda velozmente, las familias huyen al extranjero procurando obtener la seguridad y el trabajo que han perdido en su país, la pobreza los abate, la educación se perdió en el arcón de los recuerdos y aún con las elecciones a la vista no hay ideas solventes, proyectos valederos ni elemento humano confiable a tal punto que los políticos cegados por una pretensión de poder sin fundamento se traicionan ferozmente con argumentos burdos, sin disimular su decisión de rapiñar cometiendo delitos gravísimos contra el Estado, hurgando jueces que hagan su voluntad con el triste resultado que es común que lo consigan sólo se me ocurre rogar a Dios- fuente de toda razón y justicia – que los que integran el gobierno y aquellos que lo harán en el futuro lean y relean el Preámbulo de la C.N., el texto de la Ley de Leyes y hagan realidad el bienestar general, el bien común de este pueblo noble y maltratado impiadosamente por los que mandan.