Acabo de ver en televisión dos robos cometidos por una sola persona en no más de cinco minutos en una maniobra inimaginable.
El video muestra un individuo que enfrenta a una joven que llevaba a su niño en el cochecito, saca un revolver de algún lugar, le apunta a la cabeza y la muchacha rápidamente le entrega su celular y huye prestamente afortunadamente ilesa.
Inmediatamente el bandolero se endereza en el baúl del auto en que estaba apoyado y abre la puerta delantera del mismo apoyando el revolver en la frente de la mujer que estaba distraída, en su mundo, le reclama el celular que la mujer le entrega de inmediato, cierra la puerta y el caco no duda en huir con rumbo desconocido sin que aparezca ningún patrullero que pudiera atraparlo.
Mientras confirmo que el ladrón tardó sólo 5 minutos para hacerse de un par de celulares amenazando con una pistola o un revolver poniendo de manifiesto la impunidad de los malhechores.
Así masticado bronca por la absoluta ausencia de fuerzas del Estado que al menos atenúen la situación de indefensión, súditamente en la pantalla sorprende una impecable patada voladora lanzada por un vecino sobre un ladrón de bicicleta sustraída a un adulto mayor que volvía del trabajo.
Las fuerzas de seguridad llegaron demasiado tarde como suele suceder
En suma el Estado es reemplazado por vecinos solidarios y corajudos que afortunadamente no se borran.
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