Es habitual toparnos con la pregunta acerca del motivo por el cual Argentina, bendecida con bienes y riquezas abundantes y de máxima excelencia no es una potencia mundial.

La respuesta la da el gran jurista, escritor, músico, y poeta argentino Juan Bautista Alberdi quien describía con precisión la desgracia argentina, esto es que su fértil suelo, sus bellos lagos, ríos y arroyos, sus paisajes de incomparable atracción turística, sus recursos minerales, el gas, el petróleo, todos los climas y tantos bienes más son su peor desgracia, pues uno tras otro de los gobernantes – salvo el Dr. Arturo H Illia – se encargaron de saquear su riqueza infinita en beneficio propio obviando el interés general que manda el Preámbulo de la Constitución.

Es decir, los gobiernos integrados con hombres y mujeres sin grandeza son los culpables de ser el país de máxima pobreza con falta de empleo y niños con hambre.

Nuestros mandatarios nos saquearon. Eso es todo.