Para la Argentina en este Bicentenario
 
Diariamente escuchamos comentarios de compañeros de trabajo, amigos, profesionales, etc.  afirmando que no hay salida, que los que vengan serán más de los mismo, que ni soñar con un  futuro, y expresiones pesimistas similares acerca del destino del país y de la provincia.
Con todo respeto por la opinión ajena me permito discrepar con tales decepcionantes conceptos y afirmar que sí, sin duda que existe un medio eficaz para superar la situación de crisis que atravesamos y cuya implementación es muy sencilla ya que para concretarla sólo se requiere decisión y voluntad.-
Así a criterio del suscripto si todos y cada uno de los habitantes de este suelo resolvieramos con convicción cumplir estrictamente el rol que nos corresponde en cada caso, diariamente y con rigurosidad, desempeñando la labor asignada de la mejor manera posible, sin excusas ni condiciones y retirando al finalizar la jornada la justa porción asignada por el trabajo realizado, sin más apetencias, conformes y satisfechos e incluso con el detalle que aquellos  que recibieran el mejor bocado lo compartieran  con sus hermanos menos afortunados en la distribución de la riqueza, no dudo que a corto tiempo superaríamos todas las dificultades que hoy nos agobian y sustancialmente volvería la sonrisa , se acabarían las caras de preocupación, seríamos un pueblo felíz y en paz
Lo expuesto no es una ingenuidad, una utopía. Es el deber que corresponde cumplir a todo ciudadano de bien conforme la Ley de leyes y prescripciones dictadas en su consecuencia.
Sería bueno que todos, particularmente aquellos con responsabilidad del gobierno, Acudan a la Constitución que impone el comportamiento narrado, la revisen, reflexionen y adopten de una vez y para siempre las costumbres de la vida sencilla y austera que implica la democracia como sistema de vida.