En una revista de opinión refiriéndose a estudios realizados sobre la democracia en países de América latina leo: "...se impusieron regímenes que son realmente poliarquías con fachada democrática, en los que se permite a los ciudadanos votar de vez en cuando optando entre listas bloqueadas de candidatos seleccionados por los capitostes de los partidos políticos lo que garantiza Parlamentos sumisos. Las decisiones políticas importantes quedan en manos de un reducido grupo de dirigentes....así se garantizará que no se hará lo que el pueblo necesita y pide, sino lo que convenga a los grupos de poder...Pocos parecen darse cuenta de que estamos ante una sociedad completamente desintegrada....- Nuestro pueblo es más realista , con mayor sentido común y menos delirante que sus dirigentes....la gente común discierne acertadamente cuales son los verdaderos problemas nacionales por resolver y el orden de prioridades con que deben ser atendidos. Todas las encuestas serias coinciden en que, para el pueblo los problemas más importantes a resolver están en este orden: El hambre, la miseria, la desocupación, la corrupción y la inseguridad".-
El texto puesto de manifiesto precedentemente es una apretada síntesis de excelente artículo de José Enrique Miguens, titulado ¿Volverá el delirio político argentino?, publicado por la revista Debate el ¡¡¡11 de julio de 2003!!! Es una demostración cabal que no hemos avanzado nada, hoy como ayer la miseria, la desocupación, la corrupción y la inseguridad siguen siendo los grandes males de nuestra sociedad respecto de los cuales no se ha encontrado solución alguna. Los gobiernos nacionales y provinciales presentan una fachada democrática, pero en realidad son gobiernos civiles que no dudan en pasar por alto la división de poderes en la medida que poseen parlamentos y poderes judiciales sumisos que cuando se rebelan intentando hacer valer la Constitución son desoídos sin reparos por el poder ejecutivo. El sistema de premios y castigos no funciona. Los cargos relevantes son ocupados no por el mejor sino por parientes o el amigo preferido quien también en la medida de su "lealtad" obtiene beneficios extraordinarios y gozan de libertad de acción también para ejercer actos de violencia o presión respecto de los que piensan diferente. En suma del 2003 a la fecha nada ha cambiado ni existe ninguna intención de hacerlo. Los dirigentes, políticos, sindicalistas, parientes y amigos del poder ejecutivo tienen todos los beneficios y la impunidad que se requiera en cada caso. Los integrantes de la ex clase media y los pobres piden pan y no le dan. |