La realidad nos muestra un país hundido en la pobreza, sin educación ni salud pública, con trabajo ausente, con políticas alimentarias que han llevado a las clases más pobres a la desnutrición y la mendicidad, donde la igualdad es una linda palabra que tiene vigencia entre los dueños del poder y sus amigos o parientes, donde la seguridad es una utopía y la justicia aparece manifiestamente parcial y obediente a los mandatos del titular del poder, en un sistema institucional donde los legisladores han delegado su rol esencial y admitido que el ejecutivo gobierne por decretos de necesidad y urgencia.
Rigurosamente aparecemos últimos en todas las encuestas de educación y primeros en los de corrupción o desnutrición infantil.
También se nos ha hecho saber que más de la mitad de la población vive en la pobreza, es decir, sin ninguna posibilidad de trabajo estable, de educación para sus hijos, muchos de los cuales mueren antes de llegar a ser adolescentes.
La violencia se ha instaurado como medio para dirimir conflictos, entre delincuentes y entre quienes no lo son, pues los magistrados declinan su jurisdicción por desidia, o lo que sea. Se destruyó la cultura del trabajo ante la falta de emprendimientos productivos donde poder laborar, quebrándose la dignidad del trabajador, convirtiéndolo en mendigo al no tener otra salida parar paliar el hambre de los suyos, que aceptar los ignominiosos subsidios que se entrega a la gente a cambio de votos, del favor electoral.
Estamos en el fondo del pozo y los candidatos en las próximas elecciones son muchos de los que nos han llevado a este estado de postración reincidiendo sin ningún pudor.
Pero no hay que resignarse ni seguir las órdenes de ningún amo. Si buscamos con detenimiento nos encontraremos con boletas que contienen el nombre de alternativas válidas, nada seguro, pero al menos una esperanza de poder alguna vez encontrarnos con la democracia republicana que proclama el artículo 1 de la Constitución Nacional por medio de nuestro voto libre y cuerdo.
Juan Bautista Alberdi decía sobre la política y la necesidad que los pueblos elijan a sus gobernantes con sensatez "El primer deber de la política futura será el mantenimiento y conservación de la Constitución es la política de la honradez y de la buena fe, la política clara y simple de los hombres de bien y no la política doble y hábil de los truhanes de categoría...¿ Pueden ser llamados sensatos los que entregan sus destinos de ciudadanos y de padres de familia a un puñado de pillos? ¿Pueden ser sensatos los que se dejan gobernar por locos y truhanes?" (Juan Bautista Alberdi, Obras Selectas, ver en www.ningo.com.ar/colaboraciones)
Dejemos de ser esclavos, ejerzamos nuestra libertad natural y elijamos con sensatez a aquellos que nos propongan una alternativa distinta, que no sea más de los mismo, por una vez seamos rigurosos en el cuarto oscuro, reflexionando sobre la trayectoria de los distintos candidatos, y decidamos sin nostalgia ni costumbre.
Aprovechemos con libertad, cordura y sin temor ni apasionamientos esta oportunidad. |