Cuando era niño en las escuelas leíamos pasajes de "La Razón de mi vida", escrito por Eva Perón, y los libros escolares abundaban en descripciones de Perón y Evita.
Esto es, en la más tierna infancia se inculcaba el apego incondicional al peronismo - partido gobernante obviamente - y a sus líderes indiscutidos, a los que se les atribuía las virtudes más relevantes, protectores exclusivos y excluyentes del pueblo argentino especialmente de su niñez y ancianidad, la marcha peronista casi había reemplazado al Himno Nacional y cuidadito con criticar al régimen; te podía costar el trabajo, la comida, la marginación, y quizás algo más.
Mi viejo era un peronista de la primera hora con la dignidad de no aceptar ningún tipo de asignación o beneficio que incontables veces le ofreció el régimen y que el rechazó otras tantas ganándose entre los allegados el concepto de gil.
En realidad no era ningún gil, tenía valores, que lo obligaban a rehuir cualquier dádiva pues como el decía Dios le había dado dos brazos fuertes, salud y una voluntad a toda prueba para satisfacer sus necesidades y las de su familia con su trabajo. No obstante justificaba la generosidad extrema del peronismo respecto del pueblo concretada en casas, vacaciones, subsidios de todo tipo como así también admitía sin chistar la propaganda oficial en los textos escolares y tantas veces prometió dar la vida por Perón, como finalmente así sucedió siendo fiscal en una mesa en que se trabó en discusión con un fiscal radical, un ACV fue el principio del fin de su trajinada vida.
Después del peronismo llegó la otra parte del odio, la revolución de 1955, cuando los opositores al peronismo dieron, salvajemente, rienda suelta a su ira a tal punto que individuos como Rojas y Aramburu no dudaron en bombardear a la gente desprevenida que realizaba sus tareas habituales en Plaza de Mayo y sus alrededores.
Así en el encontronazo de dos sectores que se creían los dueños de la verdad, perdieron los trabajadores, hombres, mujeres y niños que trataban de vivir en paz, con realidades y sueños simples.
Lamentablemente los argentinos no aprendemos de las malas experiencias y así de la mano de políticos y funcionarios venales, estamos volviendo a esa guerra entre hermanos que absurdamente, a mis 64 años creí sepultada para siempre.
En efecto, en el diario La Nación On Line del 21 de setiembre leo:"… esta semana el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y el presidente de la agencia Télam, Martín García, firmaron un convenio de prestación de servicios para el programa Conectar Igualdad, por el cual alumnos y docentes de las escuelas públicas recibirán en tiempo real la información oficial que difunda esa agencia. En cualquier caso el hecho entrañaría suma gravedad, pero mucho más hoy, cuando Télam se ha convertido, como nunca antes, en un grosero agente propagandístico del kirchnerismo, algo inaceptable habida cuenta de su condición de medio estatal, es decir, sostenido por todos los ciudadanos, simpaticen o no con el Gobierno".
La noticia me dejó conmocionado y tal como lo describe el diario, mi mente la asoció con la enorme cantidad de notebooks que repartió el gobierno, que luego de ese acuerdo permitirá a maestros y alumnos tener de primera mano todas las virtudes que el gobierno de Cristina Kirchner dice ostentar, con imágenes de Néstor y la Señora Presidente y sin duda a corto plazo me encontraré con la razón de las vidas de Néstor y Cristina por Internet. Remarco un ingenioso apunte que se hace al fin del artículo. Allí se expresa que a la señora presidente se le ocurrió de colocar un inmenso afiche con la imagen de Eva Perón en el Ministerio de Acción Social luego de ver en un edificio público de Cuba una afiche similar del Che Guevara y se dijo ¿por qué no hacer lo mismo con la figura de Eva Perón?, concluyendo el periodista con una afirmación con la cual coincido, esa asociación mental de la señora presidente y su realización se fundamenta en que Cristina Kirchner esta convencida que posee las mismas prerrogativas que Fidel Castro, amo y señor de Cuba, país que gobierna a su libre arbitrio.
¿Argentina tendrá el mismo destino que Cuba? Todo hace pensar que un triunfo aplastante de Cristina en octubre nos colocará definitivamente en el grupo de naciones sin libertades y con un pueblo sometido al subsidio ante la inexistencia de inversiones y trabajo productivo.
La patria kirchnerista, concebida ya en programas universitarios como la "etapa superior del peronismo” (Ver Editorial diario la Nación On Line que vengo comentando, del 21/09/2011), se habrá hecho realidad, con el voto abrumador del pueblo argentino, que elegirá la obediente sumisión como forma de vida.
|