Yo se que un día los argentinos despertaremos de este letargo irrelevante, la democracia republicana funcionará aceitadamente en sus datos esenciales de libertad, igualdad, división de poderes.

Que se quebrará el absolutismo fatal que ahoga cualquier intención de contrariar la voz del dueño del poder.

Que las urnas nos regalarán la diversidad y el futuro promisorio para los hombres de esta noble tierra.

Que nuevamente volveremos a cantar todos juntos hasta quedarnos sin voz con alma y sentimiento el Himno Nacional.

Que la educación, la salud, el trabajo serán bienes al alcance de todos y no sólo de los que más tienen.

Que una mañana cualquiera nos toparemos con nuestra querida Nación Argentina y con lagrimas de emoción nos abrazaremos a La Patria ausente por culpa de nuestras omisiones y millones de gargantas le gritaran al mundo que la cuna de Moreno, Alberdi y San Martín ha renacido, con la decisión de millones de jóvenes sin dobleces, que llevaran como estandarte en la lucha por la vida, el conocimiento y los valores, la gloriosa bandera azul y blanca.

Sirvan estos párrafos de un verso del poeta y declamador argentino Héctor Gagliardi (1909 – 1984) que lleva el titulo "Conscripto" como armoniosa expresión del deseo esperanzado que un día esa ilusión se realizará."Y fue una tarde cualquiera/ que volviendo del campito/transpirado, tostadito/levantada la visera/sintió nacer esa fiera/que escondemos en el pecho, /cuando en el mástil derecho/vio flamear nuestra bandera. /Es que a veces no podemos/expresar nuestro sentir/porque es difícil medir/hasta donde la queremos/pero por dentro sabemos/que hasta el alma se agiganta/cuando pasa azul y blanca/con los colores del cielo".