Sin duda que la manifestación de protesta contra el gobierno nacional del día 8 de noviembre fue un acontecimiento excepcional. Sustancialmente por haber protagonizado la expresión popular de contrariedad más relevante de todos los tiempos en tanto abarcó multitudinariamente cada rincón del país reclamando garantías y derechos básicos prescriptos por la Constitución Nacional como seguridad, justicia, trabajo y remuneración digna, la negativa a la reelección, el respeto irrestricto de la Ley Fundamental que no debe ser reformada, libertad en todos los órdenes, funcionamiento de las instituciones conforme lo dispone la Carta Magna, dignidad, cumplimiento de los reclamos jubilatorios como por ejemplo el 82 % móvil, la eliminación del impuesto a las ganancias a los trabajadores que convierte en indignos sus magros salarios, apenas para subsistir , adopción de medidas concretas contra la inflación, el cuidado del medio ambiente, educación con contenidos serios no politizados, el fin del adoctrinamiento en las escuelas, recuperar la Patria, sus símbolos- como la fragata Libertad-, infinidad de peticiones justas que hasta hace poco integraban la realidad cotidiana de nuestro desafortunado país.
A tamaña demostración de clamor ciudadano voluntario, espontaneo, serio, civilizado, la Sra. Presidente responde con dureza, que no va a aflojar, que llevará "el modelo" y sus secuelas hasta el final, que el 7D será el fin de las corporaciones y el triunfo de la democracia, que no piensa cambiar el rumbo del gobierno de manera alguna.
Por otro lado los partidos políticos de la oposición no ofrecen ninguna alternativa para canalizar las legítimas inquietudes del pueblo, sólo ofrecen más de lo mismo, se unen a las quejas de la gente, se muestran solidarios con ellos, pero nadie ofrece una respuesta superadora de la inmensa crisis que vive el país, se muestran inconciliables en sus posiciones, contradictorios en sus argumentos, tal como se puso de manifiesto en el programa del Dr. Nelson Castro en TN la misma noche del evento, en suma no se exhiben como una alternativa válida para un pueblo cansado, agobiado, abrumado, desprotegido.
Justamente esa sensación intensa de desprotección popular, del cuidado y su familia, que sus hijos pueden ser atacados, abusados, asesinados en cual momento y lugar, apareció quizás como la primer preocupación de los manifestantes del 8N y siendo así, la convicción que el gobierno deja sus vidas, la de sus hijos, la seguridad de sus bienes a la mano de Dios, y no existiendo alternativa política al modelo por la irritante incapacidad de los dirigentes políticos opositores de plantear proyectos serios, claros y abarcadores, con respeto fiel a los valores esenciales para la vida en sociedad, decididos a combatir la corrupción, está generando en el pueblo una actitud de autodefensa que lleva a cabo de la manera y con los medios que estima más adecuados
La gente en las distintas manifestaciones del 8N se mostro pacífica, pero cuando le pusieron un micrófono a tiro dio rienda suelta a su hartazgo y ello sumado a la inflexibilidad del gobierno nacional y a la ineptitud de la oposición, la ausencia absoluta de diálogo, nos deja a un paso de la anarquía, de la justicia por mano propia, ante la ausencia de sentido común, de reflexión, de la clase dirigente en su integridad, para satisfacer el grito desesperado de un pueblo que no encuentra comprensión ni salida a su clamor. |