“Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera, necesidad de soñarlas” Martin Luther King.
Recientemente legisladores de la oposición firmaron un pacto donde reunieron la cantidad de firmas necesarias que impedirían formalmente la reforma de la Constitución Nacional y consecuentemente la reelección de la Sra. Presidente Cristina Fernández acuerdo aplaudido con fervor por los que participaron y suscribieron el documento.
No pretendo ser pájaro de mal agüero, solamente voy a relatar un episodio de la historia argentina reciente, rescatado de la revista "Debate" de junio del 2003, páginas 26/28 traducido en un escrito del periodista Juan José Laborda Ibarra que lleva el título "Macondo puntano: cuando el poder lleva 20 años en las mismas manos” y que en la parte pertinente dice: "Corría Septiembre de 1985. El Plan Austral despertaba esperanzas de estabilidad en todo el país, y Adolfo Rodríguez Saa miraba con desconfianza - desde su sitial de gobernador - las inminentes elecciones parlamentarias. Razón no le faltaba: poco después caería derrotado por el radicalismo puntano (que estaba al frente de otras fuerzas opositoras) y vivió ese resultado como algo dolorosamente personal. Agobiado y deprimido dejó el despacho al que volvió después de cuatro meses luego de recibir en ese tiempo asesoramiento para actuar de Vicente Leónidas Saadi. El resultado fue fulminante, expulsó con la policía provincial a los diputados opositores recién elegidos por el pueblo, y en ausencia de éstos dictó una ley que anulaba los comicios obteniendo las mayorías especiales para habilitar el proceso de reforma constitucional y con ello, su futura reelección derogando la cláusula constitucional que cerraba el camino a todo nepotismo en la provincia - que paradójicamente había sido impuesta por su abuelo homónimo - y ello permitió que Adolfo fuera sucedido por su hermano Alberto como efectivamente ocurrió el 27 de abril de 2002. El récord de Rodríguez Saa en el gobierno es el mayor que ha tenido funcionario público alguno desde 1810 a la fecha: 20 años”.
Sucedido por su hermano Alberto hasta el año 2007. Hoy Adolfo Rodríguez Saa se mantiene en el poder como Senador de la Provincia de San Luis.
Lo expuesto se reitera con distintas alternativas en las diferentes provincias feudales con gobernadores eternos, que cuando abandonan transitoriamente el poder pasan al Senado - caso Carlos Saúl Menem-, donde fenecen o vuelven a ser gobernadores o presidentes si les da el cuero.
Así procurando refrescar la memoria de este pueblo sin suerte destaco que el pacto firmado hace unos días por los legisladores, en realidad no garantiza nada y que si se concreta puede asumir la presidencia en reemplazo de la Sra. Cristina Fernández, Adolfo Rodríguez Saa, Carlos Saúl Menem o cualquier otro político que haciendo honor a su naturaleza desde el primer día de su mandato quebraría el contrato social en mil pedazos, priorizando el bienestar personal, de parientes, amigos y referentes, postergando indefinidamente la realización del bienestar del pueblo que quedaría sepultado en lo más profundo del arcón de las promesas incumplidas, comenzando de inmediato la pertinente campaña para obtener su reelección rigurosa y eterna.
Lo narrado ocurrió y ocurrirá en la Nación y en cada provincia dominada por señoras y señores adictos al poder, con enorme capacidad de ahorro que los convierte rápidamente en personas de inmensas fortunas.
En suma, la Sra. Presidente Cristina Fernández afirmó que irá por todo y para ello no se detendrá en detalles, como el límite constitucional o la oposición de la minoría. Al menos lo intentará por cualquier medio y cueste lo que cueste.
Es un episodio rutinario en la desdichada historia política de Argentina, es lo habitual, lo que suele suceder.
Confieso que tuve un sueño, el gobierno era asumido por amantes de la democracia, fanáticos de la república, combatientes de la corrupción, con jueces independientes y sabios, esclavos de la ley, con planes de seguridad, educación y salud que alentaban el desarrollo en cada uno de esos campos, multitud de hombres honestos, probos, insobornables.
Pero fue sólo eso, un sueño, una travesura noctámbula de la mente, que se hizo trizas al tiempo de despertar |