La corrupción que se ha extendido en todas los Departamentos del Estado tanto en el orden nacional como provincial es un cáncer que ha degradado la vida de los argentinos y comprometido su futuro arrasando con la democracia republicana reemplazada sin pudores por un sistema clientelar que ha reunido todo el poder en manos del titular del poder ejecutivo que ha sometido al legislativo y judicial cuyos integrantes - salvo honrosas excepciones - responden sin peros ni condiciones a sus mandas.
En particular en lo que hace al poder judicial, en todas las jurisdicciones, ha resignado la independencia que le da razón de ser como Poder del Estado y sus decisiones se ajustan estrictamente a la voluntad del Poder Administrador obviando las garantías constitucionales normadas en la Carta Magna.
Esta exposición que vengo repitiendo una y otra vez desde hace largo tiempo y que no es otra cosa que la expresión escrita de una desafortunada realidad que padece día a día al hombre de a pie que habita este suelo, ha sido reflejada ampliamente en el informe internacional sobre derechos humanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, señalado como el más abarcador y sólido so bre la materia.
En efecto con fecha 28/02/2014 en el diario La Nación On Line leo: "Una denuncia sobre la impunidad frente a la corrupción política y la inclusión del vicepresidente Amado Boudou entre los funcionarios sometidos a un largo proceso de investigación por 'enriquecimiento ilícito' y 'tráfico de influencias' integran el duro diagnóstico sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina, en el informe mundial que elabora el Departamento de Estado. Mencionado junto con el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, el informe identifica a Boudou y recuerda el fracaso de sus intentos de demorar o impedir el proceso judicial en su contra. Además, advierte sobre la falta de independencia judicial y de garantía procesal, así como sobre presiones y atropellos oficiales contra la prensa independiente."
La corrupción, la ausencia de una justicia independiente y la violación de las garantías constitucionales no son una visión pesimista del que firma sobre la realidad argentina sino un hecho tan notorio que se destaca en el informe internacional más relevante del mundo.
Pero los más triste sin duda es la nota que comenta el mismo diario en la misma fecha escrita en el New York Times por el periodista Roger Cohen quebajo el título "No llores por mí, Argentina" remarca:"...la Argentina era -hace un siglo- más rica que Suecia, Francia, Austria, Italia, Japón. “Vasta y vacía, con las tierras más fértiles del mundo en la pampa, los inmigrantes europeos creían que el país tenía la potencia de Estados Unidos. (Hoy, el ingreso per capita es un tercio o menos que en Estados Unidos) ....Cohen cita a un politólogo del Amhert Collegue, Javier Corrales, quien explica que la Argentina es un caso único de un país que completó la transición al subdesarrollo". El periodista, quien escribió la nota desde Ushuaia, Tierra del Fuego, plantea que -en términos psicológicos- la Argentina es "el niño entre las naciones que nunca crecieron"."La responsabilidad no fue lo suyo. ¿Por qué habría de serlo? Había tanto para saquear, tanta riqueza en granos y ganado, que instituciones sólidas y leyes -sin mencionar un sistema de impuestos que funcione- parecían una pérdida de tiempo", escribe.
Gobiernos depredadores nos han llevado a esta situación de miseria extrema y desconsideración en el orden internacional, ladrones, vagos y malentretenidos que un pueblo manso eligió para que los gobierne y sangrientas dictaduras militares han convertido a un pueblo rico en tierra arrasada y a sus ciudadanos en mendigos sin remedio.
Hoy lloro por ti, Argentina |