Un periodista preguntó al presidente de Estados Unidos de Norteamérica Barack Obama acerca del motivo de su admiración por el Papa Francisco y el mandatario estadounidense contestó: "Porque es un hombre que hace lo que dice".
La respuesta es sorprendente pues puso de manifiesto la principal virtud del Papa Francisco, esto es su coherencia entre el decir y el hacer que lo lleva a ser un gobernante que ejerce la autoridad sin necesidad de engaños, de falsas promesas, como es común en lo jefes de gobierno de todo el mundo y en especial en los de nuestra Argentina Patria.
Francisco es un hombre distinto quizás por ejercer esa virtud tan escasa y por ello su alto grado de credibilidad que se acerca al 100% y debería ser imitado por todos aquellos que tienen responsabilidades de mando respecto de otros, los que en tiempos de campañas políticas, con bonitas palabras, hacen promesas que nunca son cumplidas.
Si fuera docente a cualquier nivel dedicaría una de mis horas de clases a referirme al punto, a destacar la relevancia que adquiere en todos los niveles de la vida diaria la coincidencia entre el decir y el hacer, la trascendencia de cumplir rigurosamente con la palabra dada, de hacer realidad lo prometido, que ese destino de grandeza y bienestar anunciado en mil discursos para nuestra argentina Nación finalmente se concrete, no sea más una estafa argumental con fines electorales.
En mis 67 años de vida solo el Dr. Arturo Umberto Illía honró su palabra de invertir en educación, salud, trabajo y como pago de un pueblo que apuesta a estafadores y mentirosos fue echado ignominiosamente y como todo gran hombre que ha tenido este país desconsiderado murió en la más absoluta pobreza.
Un enorme y frecuente desatino. clamamos por justicia en general y se provea a los bienes esenciales para vivir con dignidad y cuando excepcionalmente se encuentra un hombre honesto que los hace realidad lo echamos a patadas, lo ninguneamos, lo humillamos.
Por ello también es importante la coincidencia entre la palabra y la acción, porque no podemos reclamar seguridad, paz y justicia si al momento de actuar, al tiempo del voto, elegimos a aquellos que proveerán al malestar general, a los que se presentan en la tribuna con un parche en el ojo y antecedentes de mil tropiezos.
Así cuando debamos ir a las urnas pensemos en la justa consideración del presiente Obama al referirse al Papa Francisco, en su rara virtud de hacer lo que dice, del respeto que tal coherencia merece y obviar el engaño eligiendo la verdad que devolverá la dignidad a este pueblo noble. |