La corrupción y la consecuente impunidad de los deshonestos no es un asunto nuevo en nuestro país sino que desde siempre fue un flagelo involucrado en nuestra manera de ser, en la vida de todo los días.
Constancias documentadas nos hablan de esta "debilidad" de los argentinos, así Eduardo Wilde apreciaba una “...afanosa búsqueda de acomodo, donde se trabaje poco y se gane mucho”, Estalisnao Zeballos afirmó que "Se vive en plena confusión de los medios con los ideales”; Juan Agustín García en la Ciudad Indiana afirma "La podredumbre se inicia en las clases superiores, desciende y se infiltra en todo el organismo social... todos viven en una atmósfera de mentiras, fraudes y cohechos, la sociedad se educa en el desprecio de la ley”.
En el mismo sentido se pronunciaba Juan Francisco Linares al remarcar que se hacía culto al coraje y desprecio a la ley; a Charles Darwin llamó la atención que los argentinos ayudaran a escapar a los delincuentes y que fuera tan común el soborno a funcionarios; Alfredo Ebelot, un francés que visito el país a fines del siglo pasado destacó tres rasgos de los argentinos: son coimeros, entran muy a gusto en el peculado y cometen varias formas de viveza como manera de eludir la legalidad.
A George Clemenceau se le adjudica la frase: "La Argentina se salva gracias a que los políticos duermen y los gobernantes también, porque entonces roban menos horas al día".
Finalmente G. Bevione, abogado y político de prestigio en Italia, en su libro “L'Argentina” (1911) remarca que la dilapidación del dinero público, corruptela política, abandono de la justicia, odio difuso del trabajo productivo, prodigalidad del nuevo rico, todo lo cual afirma, está generando una gran crisis en el Argentina. Y agrega, el país está sacudido por el ave negra de la corrupción,...los empleados públicos no trabajan, la coima corre siempre, la presión fiscal es fuertísima. Sostiene también que “es un país donde el poder judicial no tiene independencia y el poder ejecutivo no tiene frenos" (Todo en “La anomia y su influencia en problemas de ineficiencia social e ilegalidad en Argentina”. Documento de Trabajo 218. Universidad de Belgrano de Ana Kunz, obra citada, págs. 6 y 7).
Ahora bien, en los últimos años la corrupción alcanzó dimensiones inconcebibles al punto que Alejandro Fargosi en una excelente nota escrita en La Nación On Line del 08/05/2014 titulada "El fin de la impunidad o el fin del futuro" sostiene:"Si no nos decidimos a terminar con el manto de olvido que favorece a los corruptos, el dinero robado al Estado nos seguirá condenando al atraso y comprometerá para siempre el desarrollo social del país" y agrega "..la corrupción en la Argentina es flagrante y en muchos casos se constata simplemente comparando el patrimonio de ciertos gobernantes (a valores reales) con sus ingresos de los últimos 10, 20 o 30 años. La impudicia con la que algunos exhiben su riqueza es total, precisamente porque son impunes... la corrupción no roba dinero a un Estado que no es de nadie, sino que nos roba a todos. Roba los recursos que debían ir a escuelas, hospitales, seguridad, rutas, trenes, educación y ayuda social bien administrada...Si la Argentina mantiene sus niveles de corrupción, seremos inevitablemente subdesarrollados, y nuestros hijos y nietos serán miserables. Actuemos de una vez y ganémonos la libertad, la seguridad, la justicia, la educación y la salud que podemos tener si hacemos las cosas en serio y con decencia."
Habiendo alcanzado niveles de catástrofes la corrupción y la impunidad en este desafortunado país la primer medida a adoptar por las autoridades que asuman en el 2016 es la imprescriptibilidad de los delitos vinculados con la corrupción, capturar y procesar a cada uno de los deshonestos que han cometido tremendo latrocinio y lograr recuperar cada centavo mal habido.
A partir de la recuperación de los valores, recomponiendo el patrimonio del Estado, y gobernando con espíritu de grandeza, con plena vigencia de los sistemas de controles sólo debemos limitarnos a respetar estrictamente todos y cada uno de los preceptos de La Constitución Nacional que como decía Juan Bautista Alberdi " en toda las borrascas, en los malos tiempos, será la carta de navegación que nos llevará a puerto seguro" y la corrupción y la impunidad serán un mal sueño que habrán marchado para no volver jamás.
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