Alberdi decía que "Toda fortuna improvisada es sospechosa", esto es que la riqueza se fundamenta en años, normalmente generaciones, de trabajo duro, pasar austero y ahorro riguroso y cuando el incremento patrimonial no es consecuencia de ese largo y provechoso proceso, cuando con celeridad asombrosa un individuo pasa de la nada a conducir autos importados de alta gama, ostenta lujosas mansiones donde disfrutan de la buena vida el y su prole, su rutina habitual son viajes frecuentes a playas de aguas tibias con arenas blancas, varios aviones y helicópteros particulares son su habitual medio de transporte, cuando en definitiva las frutas verdes desaparecen mágicamente y su exquisito paladar solo sabe de las dulces de justa maduración, estamos frente a indicios ciertos que los relevantes bienes tienen un origen espurio.
Así las cosas en Argentina abundan los individuos - normalmente funcionarios públicos - que se han enriquecido brutalmente en tiempo récord y de la manera más inexplicable, desde modestos empresarios bancarios que se convirtieron en un abrir y cerrar de ojos en sólidos empresarios, hasta sindicalistas que representando a los trabajadores han devenido en ciudadanos multimillonarios, gobernadores, presidentes legisladores, vicepresidentes, etc., que dependiendo de un sueldo de empleado público - algo más de $ 50.000 - poseen residencias majestuosas, cuentas en dólares y euros que son la punta del iceberg de sus activos en efectivo guardados celosamente vaya a saber donde, e incluso puede encontrarse a personajes de estirpe de hombre común que llegaron a poseer la máquina de hacer dinero, el sueño de los sueños.
No puedo dejar de mencionar al ex gobernador de Santiago del Estero hoy senador Gerardo Zamora y a su esposa - actual gobernadora de la provincia - Ledesma Abdala, que en medio de la miseria más aberrante, de la pobreza absoluta que duele y padece el desafortunado pueblo santiagueño, han conseguido en un breve lapso construir junto a su descendencia un imperio de lujo y esplendor.
Lo malo de las fortunas improvisadas es que se construyen sobre el hambre, el desempleo y la desnutrición de los que menos tienen y contrayendo deudas con el exterior que hoy en Argentina alcanza a 250.000 millones de dólares, dinero que se ha invertido en beneficio de los funcionarios, campañas políticas, y despilfarro, mientras la gente común ignorante por falta de educación, enferma por carencias hospitalarias, muere en la calle o en la tibieza del hogar por la impunidad que da a los violentos un modelo pergeñado por los titulares de las fortunas sospechosas que alientan la inseguridad , el atraso y el malestar general. |