Hasta hace unos pocos años los hechos excepcionales que constituyen noticias y ameritaban ser destacados en los distintos medios, gráficos, on line, radiales y televisivos, justamente por su carácter extraordinario, como el asesinato brutal de una mujer por su calidad de tal, la violación de una niña, el ataque a un par de ancianos desprevenidos, el crimen de un joven al tiempo de ingresar con su vehículo al hogar, o en otro orden de cosas el aumento desmedido de los precios, la recesión causada por ingresos insuficientes, el desempleo masivo, las secuelas de falta de control en las explotaciones mineras como por ejemplo la ausencia de remediación ante continuos derrames petroleros, el secuestro de una relevante cantidad de estupefacientes, la capturas de narcotraficantes de fama internacional, el desmantelamiento de una red de trata de personas, etc, eran acontecimientos que ocurrían de vez en vez, ocasionalmente y asombraban a la opinión pública.
Hoy acontecimientos como los indicados precedentemente suceden cada día, desbordan diarios, páginas web y medios dé información de todo tipo, han dejado de sorprender al hombre de a pie y la trágica realidad de un país que se ha tornado invivible luce ostensible, abrumadora, excesiva.
El hecho que el drama circunstancial se haya convertido en acontecer habitual sumado al convencimiento que esta situación ha llegado para quedarse ha colmado nuestra capacidad de asombro, nos hemos resignado a las malas noticias, al crimen, al desempleo, a la pobreza, a los pibes que matan muertos de droga, a la violación y el asesinato, a una economía en ruinas, a comer salteado, a vivir en taperas sin baño a clamar por televisión ese cirujano de hospital público, que bisturí mediante, haga cesar nuestro insoportable dolor.
Y esto que nos pasa no está bien. Muestra una sociedad enferma, que ha bajado los brazos, que se niega a luchar por el retorno de los valores de la vida, del justo castigo, de la paz, salir de la ignorancia, la enfermedad, la indignidad del subsidio que nos lleva al ocio universal.
Antes de esta locura éramos un pueblo rico, culto, con voluntad y esperanza y sacando fuerzas de flaquezas, suceda lo que suceda, aunque el desgobierno, como frutilla del postre, nos regale un default,, recuperaremos la memoria, removeremos a los canallas causantes del caos y con esfuerzo y sacrificio el drama volverá a ser un asunto de ocasión, las buenas nuevas irán desplazando con firmeza a la tragedia, recuperaremos la credibilidad y Argentina volverá a ser. |