El Estado ha abandonado sus funciones esenciales como salud, educación, seguridad, en todas las jurisdicciones esto es tanto a nivel nacional como provincial y así hoy asistimos a una realidad de escuelas vacías y deterioradas, hospitales carentes de elementos materiales y humanos, cuyas instalaciones se vienen abajo, y la falta de seguridad se ha convertido en la primer preocupación del ciudadano en un desafortunado país donde la vida tiene el valor de una bicicleta o un celular arrebatado por el gatillo fácil de jóvenes niños muertos de droga o entraderas que acaban trágicamente, abusos y violaciones aberrantes que tienen, lugar porque las calles se han convertido en trampas donde los delincuentes actúan con absoluta impunidad.
El desgobierno ha llegado a tal punto que el acto del 9 de julio fue presidido por un vicepresidente procesado por delitos de extrema gravedad y a la tradicional fiesta del campo - principal y tradicional fuente de recursos para el erario público - no asistió ningún funcionario del gobierno, al tiempo que la señora Presidente castigaba a los gobernadores que se niegan a la nueva ley de hidrocarburos no convocándolos a un reordenamiento de las empobrecidas economías provinciales, a la vez que en el orden internacional un nuevo default castigaba al pueblo argentino que pagará con más inflación, recesión y desempleo - entre otros múltiples males - la negligencia y la obstinación marxista de un modelo que reniega de los derechos y obligaciones que manda imperativamente la Constitución Nacional.
Así esa gran Nación Argentina y su pueblo noble y trabajador ha sido dejado a la buena de Dios por gobernantes nacionales y provinciales que se preocupan sólo por el bienestar personal y de sus amigos y parientes, olvidando el bienestar general que juraron realizar al tiempo que accedieron al cargo que la gente ingenuamente les confió delegándoles su poder soberano.
Una y otra vez los gobiernos civiles que sucedieron a la dictadura militar dejaron de honrar el contrato de mandato celebrado al tiempo del sufragio, sin pudor ni limitaciones destruyeron el patrimonio nacional, provocaron el cierre de empresas relevantes con la consiguiente pérdida de empleos y de salario dignos que fueron reemplazados por dádivas indignas que ha relegado a la clase media a villas de emergencias, a tomas ominosas.
Así los argentinos, van incrementando aceleradamente las franjas de pobreza e indigencia y ante la dolosa ausencia del Gobierno, se hace realidad el temor de Alberdi cuando advertía que el olvido de los gobiernos de trabajar por el progreso y el desarrollo del país terminaría convirtiendo a sus habitantes en almas errantes en la soledad del desierto.(Juan Bautista Alberdi - Obras Selectas)
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