Harta de soportar las tropelías de la clase dirigente que nos ha gobernado desde el fin de la dictadura militar y ansiosa por el fin de la pesadilla kirchnerista, que como alguien dijo es algo que sucedió entre un defalt y otro, que nos ha dejado sin trabajo, sin esperanzas y sin ganas, que destruyó el país de manera integral, derribó el edificio del Estado con un sistema de implosión exitoso, que dejó tierra arrasada, los desafortunados argentinos recordando el aforismo "El que se quema con leche cuando ve una vaca llora", y apreciando que cada candidato que se posiciona para hacerse del poder en el 2015 tiene algún antecedente objetable en su historia, tanto en jurisdicción nacional como provincial, está tentado de comenzar a gritar ¡¡¡Que se vayan todos!!!, pero se reprime pues sabe que más anarquía sería perjudicial para varias generaciones y porque por ser parte de un pueblo manso e ingenuo tiene una pizca de esperanza que aparezca alguien que si bien no sea nada extraordinario, en virtud de la comprobada mediocridad de toda la clase política argentina, al menos se copie del texto constitucional y resuelva cumplir a rajatablas la Constitución Nacional.

Soñamos que de elegir al candidato correcto dejaremos de ser un sistema clientelar autoritario y definitivamente, cumpliendo el art. 1º de la Carta Magna, nos convertiremos en una democracia republicana donde rija la independencia y división de poderes, donde cada Departamento del Estado cumplirá el rol que le corresponde, sin injerencias indebidas en la esfera del otro y así nos toparemos con legisladores que no serán simples levantamanos sumisos a las ordenes del poder ejecutivo sino hombres y mujeres con criterio propio, con ideas que tiendan al progreso y al desarrollo, a la vez que contaremos con un poder judicial independiente, integrado por juristas idóneos, probos, honrados, con vocación por el derecho y la justicia que en su labor diaria den exactamente a cada uno lo suyo, aplicando rigurosamente la ley, sin que medien compromisos y privilegios, que busquen afanosamente la verdad que finalmente se traducidará en sentencias inobjetables todo ello en un marco de seguridad, libertad y buena administración realizado por un ejecutivo que con mano firme cumpla a rajatablas las mandas constitucionales y de tal manera recuperaremos el respeto y consideración en el concierto de las naciones.

Fantasías de un republicano empedernido que deberán ser ¡Si o Si!, pero para ello en estos 500 días que faltan para los comicios deben aparecer elementos, datos, gestos, comportamientos de postulantes con ostensible convicción democrática y claro respeto por la república que deshagan el nudo de incredulidad que nos paraliza y esta vez no nos equivoquemos y finalmente nuestra esperanza de acceder al bienestar general no caiga en saco roto.