La pobreza traduce la necesidad, esto es carecer de lo necesario para vivir y cuando tal fenómeno social se extiende aceleradamente, como sucede en nuestro país, cuando cada día se multiplican los individuos que engrosan las filas de la carencia ominosa, el gobierno por medio de sus representantes debe implementar políticas que rápidamente tienda a acabar con ella, generando empleos, implementando planes de vivienda y educación, dictando normas de subsidios alimentarios dignos que se instrumenten en colegios y asociaciones solidarias que aseguren una nutrición adecuada fundamentalmente a los niños y mujeres embarazadas, enseñando oficios para ganarse el pan de cada día, instrumentando los medios que aparezcan más apropiados para superar ese flagelo.
En nuestro país el desempleo, la inflación galopante, la recesión, la falta de debida atención a la instrucción que salva de la ignorancia, la desaparición de la cultura del trabajo, entre otros males ha arrojado a la relevante clase media, hoy carente de recursos para pagar un alquiler ,a villas y tomas ignominiosas donde se carece de los servicios básicos como luz, agua, cloacas, las casillas carecen de baño. las niñas se convierten en madres a la edad de las muñecas, la violencia y la droga está presente desde edades tempranas, en suma ser pobre es una condición de vida no querida que sólo admite una acción ferviente y sin pausa del estado para eliminarla de raíz.
Así las cosas en el diario Clarín On Line del 14/08/2014 bajo el título "El "pobrismo", otro credo lanzado desde el Gobierno" se indica que el gobierno en lugar de instrumentar remedios serios y eficaces para combatir la pobreza ensalza los "valores villeros" destacando un proyecto del oficialismo firmado por los diputados nacionales Andres Larroque y Juan Cabandié que propone declarar al día 7 de octubre, en homenaje al natalicio del padre Carlos Mugica, “Día de los Valores Villeros” reivindicando como valores villeros la solidaridad, el optimismo, la generosidad, la esperanza, la humildad y el valor de lo colectivo.
Esta idealización de la pobreza llevada a cabo por individuos que no son precisamente pobres, que no viven ni como los pobres, ni probablemente querrían hacerlo, debe frustrarse antes de cualquier tratamiento y volviendo a la razonabilidad se reemplace el mentado proyecto por otro que prevea la creación de fuentes de trabajo dignas, centros de educación de excelencia, escuelas de oficios, construcción de viviendas básicas con todos los servicios, una norma que nos aleje del desatino y nos lleve al camino de la sensatez y la acción positiva, tendiente a superar las situaciones de carencias y necesidad allí donde lastimen. |