Hoy, 15/12/2015, acabo de ver en el programa de Antonio Laje que se emite por el canal América 24 un video donde dos individuos que se identificaban como candidatos a diputados del oficialismo, esto es el partido de Capitanich, pagaban a dos electores la suma de $ 500 para que los votaran en el sufragio provincial del próximo domingo y contra entrega del dinero anotaban en una lista de asistencia sus datos personales en particular el DNI.
Esa misma maniobra fraudulenta fue instrumentada también en las anuladas elecciones de Tucumán por el partido oficialistas según videos que en distintos medios se difundieron hace un par de semanas.
Esto parece indicar que las elecciones en Chaco también estarán teñidas por el fraude y quizás como las tucumanas sean anuladas por la justicia.
En cualquier caso la anulación por una instancia que no es la superior no conmueve al oficialismo de los feudos provinciales pues, apelación de por medio, la validez o nulidad del acto eleccionario es decidida en última instancia por los Tribunales de Provincia de cada Estado que invariablemente está conformado por jueces incondicionalmente afines al gobierno de turno.
Así ese fallo ejemplar de la Cámara de Tucumán rigurosamente recurrido está a resolución de la Corte Suprema de la Provincia, que se conforma en su integrada por funcionarios que participaron activamente en los gobiernos de Alperovich en distintos roles relevantes y consecuentemente es obvio que la sentencia que dicte dirá que el fallo que decretó la nulidad es un golpe de Estado institucional como afirmó el Señor Gobernador, al que le deben el cargo y están sometidos rigurosamente quebrando la independencia siempre ausente en los Altos Cuerpos de las provincias feudales.
Me dirán que se podrá recurrir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación pero aunque lo hicieran el resultado sería el mismo pues rechazarían el recurso in límine por razones de jurisdicción o competencia y así, como siempre sucede en este desafortunado país, la voluntad popular será nuevamente burlada por el aceitado mecanismo de un modelo de gobierno caudillesco y perverso.
Imagen diario Perfil, "La patria sufriente", Temes
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