Cuando era adolescente – aun estudiante secundario del último año – el colectivo 37 se detenía en la puerta del Congreso de la Nación cerrado por los militares de turno y mi mente volaba soñando con un titulo de abogado que llevaría más lejos mis ambiciones laborales que en ese momento se limitaban a realizar borradores de demandas de trabajo para un estudio jurídico relevante y la fantasía de alcanzar una banca en algunas de las Cámaras del Congreso de la Nación y allí poder con convicción, vocación y coherencia poner de manifiesto día a día mis ideas que se identificaban con aquella parte del pueblo que me había honrado con su voto diciéndome que los representaba ante el Palacio Legislativo.

Una ambición que nunca se me dio si bien tuve el inmenso honor de culminar la carrera judicial en la provincia del Neuquén como Vocal de la Cámara de Apelaciones de Zapala, no pude concretar el anhelo de participar en la actitud normativa esto es, contribuir a armar las leyes que aplicando las mismas reglas con que se aprecia la prueba por los jueces, esto es, la lógica, la experiencia y el sentido común ayudar a hacer las leyes que llevaran a la grandeza del país, al bienestar general y a la unión nacional.

Por eso no pude entender la solemne expresión del diputado Néstor Pitrola sindicalista y dirigente del Partido Obrero y diputado nacional que casi con orgullo le expresó al periodista que lo entrevistaba para un canal de televisión "¡Los siete diputados de izquierda hoy no bajan al recinto!".

Al interrogarlo el entrevistador el motivo, muy suelto de cuerpo afirmó "Porque estamos en contra de que el gobierno haya arreglado con los fondos buitres".

Más allá del hecho objetivo de que este arreglo que D.os nos ha obsequiado, Griesa y Pollack mediante – hecho que demuestra una vez más que efectivamente que el Supremo si no tiene ciudadanía argenta es nuestro mejor aliado – aparecía inconcebible a mis republicanas ideas acerca de la relevancia que tienen los representantes del pueblo en una forma de división de poderes democrática tamaño desatino, no prestar atención por sus representados que le otorgaron el poder inalienable para hacer valer sus ideas en todo momento que se ausentaran del acto sustancial de la inauguración de las tareas parlamentarias donde se hacen saber la posición del Poder Ejecutivo sobre las cuestiones más destacadas respecto de las cuales Pitrola y los otros 6 diputados de la izquierda deberán debatir por aquellos que le han confiado su diario vivir y el futuro de sus hijos, simplemente por una discrepancia sobre la manera de tratar el tema más importante de la economía y finanzas argentinas y sin duda del pueblo todo en su generalidad.

Una actitud que no se corresponde con la alta distinción que una porción del pueblo les otorgó y que no merecen ostentar, pues no entienden que la presencia, el dialogo, la discusión con altura y fundamentos es lo único que hace triunfar las ideas – como lo practicaba el maestro Alfredo L. Palacios – en los recintos legislativos.

Téngase presente.