Es una historia simple, es una cosa simple, pero a esta no se la lleva el tiempo, sino que quede latiendo en el corazón.
Un pibe que cuando nació le faltaba una pierna y la madre ¡gran madre! cuando el pibe le preguntó le dijo “Mirá Santi así como hay pibes que nacen con las orejas grandes, a otro le falta el dedo de una mano a vos te falta una pierna. ¿y eso que?, con las muletas vas andar por todos lados y nadie es más lindo y fuerte que vos”.
¡Si mamá tenés razón si quiero yo, como cualquiera, puedo todo!
Y así fue el pibe a los 9 años puede todo, hasta ser el mejor tipo del mundo, el generoso sin límites capaz de prestarle una de sus muletas a su amigo de siempre para subirse al paredón a espiar de garrón la despedida de Racing de su ídolo, Milito Azul y Blanco.
Y después jugar un partido hacer karate y llegar a la casa abrazar a los viejos, a la abuela y estoico, recibir con amabilidad a periodistas comunes, a hombres comunes que transmiten a una audiencia de comunes la grandeza de un pibe que me enseñó en un par de minutos que la vida es una gran cosa, que basta un instante cuando la realidad te enfrenta con esa tibia ternura, con ese pibe sabio.
Mañana todos los medios dirán de vos, de tu generosidad, de la ocurrencia de ser un grande y no creértelo, como tus viejos y tu abuela.
No soy más que un tipo común que pasó la vida, que intentó todas las cosas que ello implica, pero te juro pibe hincha de Racing, de Milito, que me reconciliaste con cualquier enojo, que nada más que por vos, la vida tiene sentido.
Gracias pibe hoy estarás en mis sueños, con tu gesto natural y extrañado de los que te alaban, por ser -naturalmente- un buen pibe, la esperanza renació, con tipos como vos Argentina va a ser un gran país, sin mezquindades, ni agachadas, por vos, tus viejos, tu abuela, esa esencia familiera que a pesar de los malos sigue vigente.
Imagen de @BonomoSabri
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