Argentina es un país sin memoria por eso es que no podemos pensar en un futuro porque el pasado es olvido y el presente un anárquico descuido.
Así cada vez que nos tocan las elecciones el pánico invade a cada uno de los ciudadanos que se enfrentan con las urnas.
Hay una natural incapacidad para evaluar lo bueno de lo malo por razones de genética lo bueno se confunde con lo fácil y lo malo con el esfuerzo sostenido por ello la mayor escritora contemporánea de estas tierras pensó un poema que lleva por título “En el país de nomeacuerdo” que reza:
En el país de nomeacuerdo
doy tres pasitos y me pierdo
y es así, lo vivimos todos los dìas aunque el camino lo hayamos recorrido infinidad de veces nunca terminamos de aprenderlo y la consecuencia siempre es la misma, elegir lo malo fácil para evitar el sacrificio esperanzado.
Así la confusión, la protesta y la crítica es la palabra común cada vez que tenemos una posibilidad de salir adelante austeramente y poniendo el lomo.
Y la excusa surge inmediata indubitable:
Un pasito para allí
no recuerdo si lo dí
Un pasito para allá,
ay, que miedo que me dá
Un pasito para atrás
y no doy ninguno más
porque ya, ya me olvidé
donde puse el otro pie
Maravillosa descripción del ser argentino, dubitativo, temeroso y sumiso es el país de niños del que no podemos salir, aunque nos duela, aunque nos cueste el futuro y la vida de nuestros hijos.
Cuando aprendamos a caminar seguros, a pisar fuerte, a tener la convicción de que la libertad sin presiones ni sometimientos es el único camino que podemos emprender habremos llegado a la tan ansiada madurez |