A mis amigos y a todos aquellos que pasaron por mi vida y los que hoy me acompañan tengo que darles una mala noticia, padezco una enfermedad mortal, no puedo hacer nada para evitarlo, me lo informó un doctor con la máxima experiencia y lo único que puedo decirles es que si Dios quiere con la medicación adecuada conseguiré prolongar la vida lo más posible.
No ha sido una cosa repentina, sino que se prolongó a través de los años en que no aprecié la gravedad de lo que me estaba sucediendo hasta que el Dr. Tedros Adhanom de manera directa y sin vueltas me dijo que sufría de «old age» esto es de «vejez», una afección que irremediablemente culmina con la muerte.
Parece una broma, pero no, el Dr. que me hizo saber lo terminal que resulta el envejecimiento no es un medicucho cualquiera, es el director de la OMS, que es decir el capo máximo de la sanidad mundial y por ello, la autoridad que otorga ocupar semejante cargo me impide dudar de su luctuosa opinión médica.
No obstante, resistiré, juro que resistiré y seguiré viviendo empecinadamente, aunque Tedros me considere un enfermo terminal, mi vejez como la que padecen todos los hombres y mujeres mayores del mundo, es una etapa natural del curso de la vida tal como lo es la infancia o la adultez coincidiendo así con lo dicho por instituciones de relevancia como la Asoc. Latam. de Gerontología Comunitaria y la Univ. de Chile, que rechazan y repudian la clasificación resuelta por la OMS de incorporar a la vejez como una enfermedad mortal.
Imagen de Carrie MacKenzie Art |