En el día de ayer 25/08/22 el presidente Alberto Fernández afirmó que los cargos formulados por el fiscal Luciani contra la vicepresidente era un disparate jurídico agregando, sin que nadie se lo preguntara, «Nisman se suicidó, espero que el fiscal Luciani no haga algo así».
La expresión de Fernández a criterio del suscripto fue una grosera amenaza que justificó el pedido de juicio político entre otros de los diputados de JxC.
A mayor abundamiento se indica que la causa de la muerte de Nisman tramita tipificada por el delito de homicidio y el Sr. Lagomarsino se encuentra procesado partícipe necesario del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, en perjuicio de Nisman.
Según mi opinión las circunstancias que rodearon al crimen de Nisman y que alcanzaron conocimiento público al punto que por televisión se mostraron todos los elementos que incriminan a los autores del delito de homicidio agravado.
En primer lugar, destaco que el fiscal o el juez tuvieron a su alcance todos los datos para incriminar puntualmente a las personas que habrían cometido el ilícito.
Entre los hechos y elementos que hacen al asunto destaco el arma con la cual se cometió el asesinato que se encontraba en el lugar del hecho y el reconocimiento de su propietario el Sr. Diego Lagomarsino que se la llevó personalmente a pedido de la víctima lo cual es una excusa absurda ya que también se acreditó que el fiscal tenía un arma de las mismas características guardado en la baulera de la casa de su madre y las reglas de la lógica, experiencia y sentido común indican que resultaba más sencillo y sin testigos ir a buscar la propia.
Por otro lado, Lagomarsino sabía cómo ingresar sin ser visto por nadie al departamento de Nisman ya sea por el ascensor o por la puerta de la cocina que conocía la forma de abrirla.
También se acreditó en la causa por dichos propios de Lagomarsino que se encontraba en el departamento de Nisman al tiempo en que según las pericias este murió.
Aquí diré que tanto en el ejercicio del derecho como en la vida común el interés es la fuente de la acción y entre los interesados en el silencio de Nisman, en la disertación que daría al día siguiente con la presencia de legisladores y políticos, podría encontrarse al autor del asesinato, solo había que investigar con diligencia y buena fe.
Si bien hay un detalle raro cuando la fiscal del caso la Dra. Viviana Fein afirma lamentándose en voz alta que no se encontraron rastros de pólvora en las manos del fiscal Nisman dicho que marca sin duda un especial interés en que ellos fueran hallados en las manos del fiscal para tener por probado el suicidio con el cual se abría la causa, se la caratulaba en los mismos términos y culminaba con la resolución que exponía el suicidio de Nisman con autoridad de caso cerrado.
Destaco hasta aquí una mínima parte de los hechos que trascendieron públicamente y fueron televisados como también lo fue el prescindir de todos los cuidados que requiere la escena del crimen donde se instaló una multitud que nada tenía que hacer en el lugar, pisaron la sangre de Nisman mientras el público comía facturas.
De lo expresado resulta que las pruebas necesarias para resolver sobre la autoría y la materialidad del crimen estaban a la vista inmediata del juez y la fiscal y con esos elementos se habría concluido la causa rápidamente, pero para los funcionarios intervinientes no fueron suficientes comenzando una investigación larga y tediosa que a la fecha sirve al menos para descartar el suicidio al que ayer se refirió el sr. Presidente y estar a las varias declaraciones anteriores a su designación como primer mandatario en virtud de las cuales ante cualquier micrófono ponía de manifiesto con certeza absoluta que nadie podía pensar que la muerte de Nisman era un suicidio sino que se trató de un claro homicidio, lo que hace pensar que lo expuesto fue nada más que para complacer a la vicepresidente.
A la fecha la causa que trata el asesinato de Nisman tiene como procesado a Lagomarsino partícipe necesario del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, en perjuicio de Nisman.
Imagen de Pablo Temes |