Ayer por la mañana la tele me informa distintas maneras que los adultos mayores que perciben la jubilación mínima que apenas supera los $50.000 pueden sobrevivir a pesar de todo.
Así el periodista a cargo de la nota interroga a dos adultos mayores que minuciosamente logran recaudar el equivalente a $12.000 vendiendo el cobre que hurgan en variados y múltiples recipientes, no se quejan, se resignan.
Un poco más adelante entrevistan a una mujer muy delgada, cara de hondo cansancio que cuidadosamente se dedica a limpiar los cristales de lo autos, trabaja de trapito hasta que el sol se va apagando y comienza lentamente la noche y el frío a lastimar, recauda unos pesos que son esenciales para superar la dureza de cada día.
Sobre el caso precedente en tn.com.ar en nota de Martín Ciccioli a la mujer que trabaja de trapito cuyo nombre es Margarita, licenciada en psicología y relaciones públicas, fue la secretaria del equipo y la fundación de René Favaloro y hoy a los 71 años, limpia vidrios de autos para sobrevivir.
Si bien no es lo que imaginaba para su vida, con el optimismo como filosofía de vida, acepta su trabajo.
A Margarita no le quedaron familiares ni amigos, está sola. La sensación de no sentirse querida es lo que más le pesa lo que más le duele.
Sin embargo, como buena sobreviviente, nunca se rindió y no lo va a hacer ahora.
Sigue pensando en positivo y mirando para adelante afirma: «Tengo 71 años y todavía creo que puedo cumplir, algún sueño en mi vida. ¿Por qué no?»
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