Argentina es un país que muestra debilidades varias que lo convierten en un país que expulsa a su población perdiendo el elemento esencial para producir riqueza que como sabiamente apuntó Alberdi no la encontramos en las bondades de su suelo, sus campos que desbordan trigo, maíz, soja, ganado de primera calidad, un mar generoso y bello abundante de playas, yacimientos de petróleo, gas, en resumen nos sobran bienes pero falta el elemento humano amante de industria y bienestar que cambie esta riqueza dormida en producción sin límites que convierta la pobreza y miseria en que estamos inmersos en abundancia plena y volvamos a ser - como lo fuimos a fines del siglo XIX - la Nación rica del orbe convocando a la buena gente, con ganas, trabajadores y empresarios a aceptar el desafío de Ortega y Gasset que nos exhortó severamente, casi gritándonos, al decirnos ¡Argentinos a las cosas!.
Para lograrlo sólo tenemos que acudir a la Constitución Nacional que manda a los gobernantes a proveer al bienestar general prescribiendo la educación pública y gratuita, la igualdad, abriendo los brazos generosamente a todos los hombres de buena voluntad del mundo que quieran habitar nuestro suelo.
La Constitución Nacional cuenta con todos los elementos para alcanzar un desarrollo sostenido, el puerto seguro al que hay que acudir en tiempos de incertidumbre, cuando peligra la democracia por narrativas autoritarias como la pretensión de imponer una derecha radical que como destaca el investigador especialista en el tema Francisco Delle Donne en el diario Río Negro del 20 de agosto del 2023, pág. 12, narrativas como la propuesta por Milei «... Cuando llegan a puestos de decisión van erosionando la democracia poco a poco. Lo vimos en el caso de (el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, o en Polonia). Ese es el gran peligro que representan los partidos de derecha radical para la democracia, la erosionan desde dentro. Juegan con las reglas de la democracia y cuando de las herramientas van generando políticas y decisiones que destruyen poco a poco el Estado de Derecho, vemos efectivamente su influencia negativa en el sistema democrático».
Así estamos tratando de sobrevivir a un régimen autoritario, que destruyó la democracia y pisoteo los valores dejándonos en la pobreza, la inseguridad, convertidos en los mendigos del mundo con hambre y sin trabajo. Volvamos a la Constitución Nacional, al puerto seguro acabando con las incertidumbres en ejercicio firme de nuestra legítima defensa. |