El drama personal, familiar y social que implica la adicción al juego o ludopatía no ha sido abatido, el Estado alentó la instalación de infinidad de tragamonedas en todas las casas de juegos del país y agrandó el flagelo dando vía libre para la difusión en T.V incorporando sin vergüenza ni prejuicios a los menores que así ingresan sin límites a la gravísima adicción del juego que los introduce desde el hogar en una adicción en la que son atrapados irremediablemente

El juego y en particular la instalación de máquinas tragamonedas ha tenido un crecimiento inusitado. Así el 40% de las salas que existen en nuestro país se abrieron en los últimos diez años, señalando a título de ejemplo del insensato crecimiento de la instalación de tragamonedas las del empresario Cristóbal López - principal referente del juego en Argentina – que en el año 2004 en las distintas salas de juego poseía 2934 tragamonedas que a fines del 2013 llegaron a 15.758. y que como se apuntó más arriba la ludopatía hoy está a disposición desde casa y por T.V.

Así como sucede con el narcotráfico, que se ha asentado a lo largo y ancho de este desafortunado país ante la pasividad de un Estado ausente, instalando la adicción a los estupefacientes y una vez logrado se aprovecha para armar inmensas fortunas a costa de la salud y la vida de la población y el gobierno incumpliendo su deber ineludible de prevenir y erradicar la droga, el alcohol y especialmente el juego o ludopatía lo han alentado impúdicamente convirtiendo a la ludopatía en una pandemia sin control en la medida que mediante la T.V se puede desde la casa y a merced de los menores, de nuestros hijos.

La ludopatía por T.V. y el incremento de todo tipo de drogas sin duda generó el desborde de las adicciones contribuyendo decididamente a conformar la presente situación de inseguridad, de ausencia de valores, del asesinato sin sentido, de la degradación material y moral que se genera en los países que en lugar de invertir en trabajo productivo, de actuar teniendo en miras el bienestar general, alimenta la destrucción integral del ciudadano con monedas subsidiadas que terminan en el bolsillo de los narcos y los que lucran con la afección del ludópata sin que el Estado adopte medidas que reclama la gravedad de los daños que causa a la población y a la nación abatida por una situación de crisis social y económica.

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