Mientras escucho que la locutora que cada mañana me informa de un choque más que acaba de suceder en cualquier lugar del país me pregunto los motivos de tal circunstancia, porque los siniestros viales se han incrementado de una forma regular, sin falta.
Así calles y rutas se han convertido en vías peligrosas para automóviles y vehículos de gran porte.
En este mismo momento en avenida 25 de Mayo, a las nueve de la mañana del 15 de agosto la pantalla de la de la televisión, exhibe un fatal choque de frente entre dos vehículos muriendo el conductor del auto blanco, terrible, un hombre joven que perdió la vida por el afán de llegar rápido a su destino y un exceso de velocidad determinó que los conductores perdieran el control de los vehículos con las secuelas trágicas destacadas ut supra.
Los choques suceden con tanta frecuencia que pareciera que los conductores salieran a rutas y calles para suicidarse, con alcohol en el asiento del acompañante, alguna droga también, sin prestar la debida atención ante un aumento del tránsito exponencial, gomas gastadas, el sueño a causa de emprender los viaje sin descansar lo suficiente, apuntando que calles y rutas no son mantenidas adecuadamente exhibiendo pozos temibles.
Apunto además que sería adecuado introducir en los exámenes de manejo una prueba en las vías públicas acompañados por un conductor experimentado, pienso que disminuirían las colisiones por las instrucciones del entrenador con la realidad del tránsito, suprimiendo paulatina y eficazmente los errores y torpezas del principiante e incrementando las virtudes de conductor avezado.
Es un tema relevante que debe adoptarse con seriedad, responsabilidad, previendo por la autoridad mediante controles estrictos respecto de la idoneidad de los conductores y la seguridad de los vehículos. |