Leyendo la revista TXT del 10 de junio del 2003 me topo con un reportaje realizado a quien en ese momento era el capitalista del juego más grande de la Argentina, un individuo apodado "El Lujanero", que había recuperado a su hijo Facundo después de 24 días de secuestro.
Allí me entero que tres semanas antes del reportaje, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos aires había aprobado una ley que aprobaba la instalación de 4.234 tragamonedas en las 46 salas de bingo que funcionaban en territorio bonaerense, afirmando "El lujanero" que "Por 40 millones de pesos salió esa ley. Fue al poder político, al Poder Ejecutivo y al poder provincial" agregando “Si nosotros hubiésemos puestos 10 millones de pesos, estaríamos la ley desde hace cinco años...no llegamos a 30millones. NO NOS ENGAÑEMOS. LAS LEYES SE COMPRAN TODAS".-
Realmente quedé frío. Me sentí un imbécil. Seguramente esto sucede tanto a nivel nacional, provincial, municipal en todos lados. Que estupidez la mía de escribir una y otra vez sobre la regulación del juego automático, fijación de horarios rigurosos, la erradicación de las salas de juego en ciudades que no son turísticas sino eminentemente de trabajo, etc.
Me dirán que si, que soy un tonto que eso lo sabe todo el mundo. Pero si tal afirmación es cierta, porque los fiscales, jueces, autoridades de fiscalización no actúan, no intervienen ante esta barbaridad.
Otros replicarán, que no lo hacen porque están para eso, para mirar para otro lado, hacer la vista gorda, no investigar, que la política es así.
Y yo les contesto que si la política es así para que quiero la política. Si nadie va adoptar medida alguna para evitar que la plaga de la adicción al juego siga avanzando esto no sólo no es una democracia, ni siquiera un gobierno civil, es un reducto de innombrables que se aprovechan de la pobreza de la gente y de la ingenuidad tal como hicieron los hermanos parricidas con los 300.000.000 de dólares que les entregaron para hacer casas y se burlaron de la esperanza del pueblo manchando la lucha de las madres y la memoria de miles de desaparecidos.
No puede ser. Y porque no puede ser mantengo el sueño y le otorgo a los gobernantes que van a asumir en diciembre, que me demuestren lo contrario. Que le pondrán coto a las salas de juego, a las tragamonedas, que trabajaran para eliminar la ludopatía, la adicción al juego, que la miseria, la desesperación que lleva al suicidio por haber perdido todo deje de ser. Los señores gobernantes, legisladores, jueces, tienen la oportunidad de demostrarme que ya no es así, que ese reportaje fue pasado, que las leyes no se compran, que hoy la Señora de la Justicia hará que las tragamonedas desaparezcan y así la cultura de la desgracia lúdica se reemplace por la cultura del trabajo.
Para ampliar un reportaje del diario Tiemposur de Rio Gallegos
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