En Argentina ser políticamente incorrecto, esto es, pensar distinto al modelo dominante o afirmar, difundir y publicar que los políticos, en particular los que ejercen funciones de gobierno se preocupan por lograr su máximo bienestar particular, de sus amigos y parientes posponiendo u obviando el interés general -manda inderogable prescripta en el preámbulo de la Constitución Nacional- , genera múltiples perjuicios que van desde no conseguir un trabajo aunque seas - probadamente - el más idóneo para ejercerlo, hasta la restricción de derechos constitucionales como el de debido proceso legal.
La gente en ejercicio del derecho de legítima defensa, en un país que no se caracteriza por el coraje de su pueblo, se va alejando de quien luce como políticamente incorrecto, se lo estigmatiza como un "loquito", en el trabajo es candidato de rigor al mobbing, es el dueño de cuanta cachetada ande deambulando por allí, se le inventan historias truculentas, es postergado en cada una de sus intenciones, injuriado sin piedad, la justicia se olvida de él y sus reclamos, se lo margina socialmente hasta convertirlo en un paria, que a pesar de todo no dejará de presionar en la llaga de los amos, amigos y parientes.
El políticamente incorrecto no anda con vueltas y así al funcionario que recibe dinero a cambio de mirar para otro lado lo llama corrupto consignando su nombre y apellido, si aquel responsable de cuidados de bienes del Estado los roba lo tilda ladrón y lo individualiza sin duda, si el amo o sus afines violan groseramente los deberes a su cargo lo denuncia públicamente como autor del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Si bien actuar en la forma descripta en el párrafo precedente es lo que manda la Constitución y las leyes y constituye un deber ciudadano inexcusable, quién así actúa es considerado un "buchón" y despreciado por "amigos" y enemigos.
Ello sucede porque defender la libertad, la igualdad, el trabajo, el honor, la decencia, la honestidad han dejado de ser, valores en nuestro país ya que lo único que importa es "LA LEALTAD", utilizada en los hechos para justifica cualquier acción u omisión de los gobernantes, sin detenernos en detalles sin relevancia, como la ética y la moral.
Así nos va, sin salud, sin trabajo, sin seguridad, sin justicia. Suficiente con un choripan cuando se de la ocasión y unas monedas a título de subsidio para invertir en los casinos que inundaron nuestra desafortunada Nación.
Por lo dicho, porque la gran mayoría del pueblo argentino es políticamente correcta, incapaz de gritar cuando el patrón le pisa los callos, ese silencio ante la injusticia, esa irresponsabilidad al tiempo de decidir, le resta del derecho a quejarse, pues como dice un viejo principio jurídico nadie puede invocar su propia torpeza cuando esa acción atolondrada fue causa y motivo de la desgracia que lo somete. |