El 1º de enero de 2008 mi hijo Pablo en estado de absoluta indefensión sufrió una paliza alevosa por parte de dos hijos del poder. Ante la relevancia política de los agresores Pablo no lograba conseguir quien lo representara judicialmente. Así renuncié al cargo de Juez de Cámara que desempeñaba, me matriculé y asumí su representación profesional y el se constituyó en parte querellante. Todos los funcionarios y magistrados se excusaron, infinidad de trabas, tuve que ir personalmente buscando una a una la prueba de lo sucedido así arrimé al expediente testigos, documentos, certificados médicos, que completaron el material probatorio para demostrar sin duda que esos hijos del poder fueron los autores de las lesiones gravísimas que también están probadas en el expediente.
La hostilidad de la justicia neuquina hacia mi persona en ese trámite y otros relacionados, fueron de tal entidad que me enfermaron gravemente y no pude seguir, aunque lo único que falta es un fiscal y un tribunal que lleve a cabo la audiencia de juicio.
Ahora bien este hecho fue y es de público y notorio, Así como dijo un testigo que declaró en la causa " Al día siguiente todo Zapala sabia que los hijos del poder imputados en el expediente fueron sin duda los que golpearon a Pablo" y quizás hoy lo sepan hasta los titulares del TSJ. Pero ninguna voz se alzó reclamando justicia para Pablo, ya que todos somos valientes hasta que se percibe que la acción u omisión puede ser mal vista por el amo y así todos callan, miran para otro lado y la ausencia de compromiso en este caso con la verdad y la justicia, acabaran con la prescripción o la insubsistencia del expediente. Pablo seguirá inválido y sus agresores impunes. No hay justicia porque el sistema no funciona contra los dueños del poder y porque la gente admite que ello sea así.
Esto viene a cuento por el caso de María Ovando, la mujer de la provincia de Misiones encarcelada por abandono de persona calificada desde hace más de un año que difundió el periodista Jorge Lanata en su programa P.P.T.. El Juez habría dispuesto su prisión por el hecho de haber dejado que una de sus niñas (12 hijos) muriera en sus brazos cuando enfermó repentinamente y no llegó desde el medio del monte hasta el lejano hospital y a la que nadie quiso ayudar en su travesía.
Conmocionado por el hecho en la mañana de ayer mandé cartas a todos los diarios para que se diera a conocer el caso e intentar que la Justicia de Misiones resolviera la libertad de María, haciendo saber que aún cuando hubiera cometido un delito según la doctrina inveterada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, tal como sucedió por ejemplo en los casos "Hiena Barrios" y "Padre Grassi", el proceso el imputado lo vive en libertad hasta que recaiga sentencia firme y lo que padecía María Ovando violaba absolutamente la Convención y la Ley (- Ley 26.485" - Convención de Belem do Pará), que protegen a la mujer contra la violencia de género. Que era un caso gravísimo.
Me contacté con El TSJ de Misiones, mande mails, deje mensajes en el sitio, lo publique en www.derechodelavictima.com.ar, informé a organizaciones de defensa de la mujer y la respuesta fue... NINGUNA.
Obviamente soy un tonto ingenuo. Si nadie a nivel institucional tuvo el valor de resolver el caso de Pablo como tampoco se puso de manifiesto mi clamor escrito mil veces y mediando un par de referentes del poder de medio pelo, quien se ocuparía de María enfrentada con la Justicia y el Poder ejecutivo a cargo de uno de los máximos aliados kirchneristas obviamente... NADIE.
No hay más palabras, lo narrado explica el famoso dicho que nos califica desde siempre: ¡YO, ARGENTINO! |