Cada día los diarios impresos y digitales brindan a sus lectores un espacio para expresar libremente, sin peros ni condiciones - salvo el debido respeto al argumentar - ideas, proyectos, apreciaciones de la realidad, errores y aciertos que se detectan en la acción de gobierno o en cualquier ámbito, el punto de vista sobre las disposiciones que adoptan los distintos ámbitos del poder, proponer soluciones, expresar coincidencias y disensos, remarcar la belleza de la escenografía que natura obsequia paso a paso en este país privilegiado, donde la mano de Dios se hace presente en cada río turbulento, en el verde mar que acaricia sus costas, en la inmensidad de lagos azules, de lagunas rebeldes, de montañas imponentes, de valles indescriptibles, en cada cosa que el diario visitante de los periódicos quiera poner de manifiesto por estimar relevante, esa situación, aquel suceso, que toda la imponencia escénica y panorámica salga a la luz, se comparta, se conozca.
Como alguna vez dije, el lector se convierte en titular de un pedacito del diario que se trate, se transforma por un instante en casi un periodista, araña la noble profesión de dar a conocer cada día información, opiniones, la última noticia trascendente.
Estas cartas se me ocurren como blancas y soberbias palomas mensajeras, en las que un espíritu inquieto comunica a otros y hoy con el milagro de internet, al mundo todo, la inigualable hermosura del lugar en que vive, la amabilidad de la gente con la que se involucra cada día, la maravilla de ese día pleno de sol y celeste cielo que hoy lo recibe gentil camino a sus tareas, sus planes lindantes con la utopía, ese sueño vagabundo que seguramente se habrá de concretar, multitud de pensamientos, realizaciones, agradecimientos, ese poema que se guardó tanto tiempo y que aparece orgullosamente público, miles de hechos y dichos y entre ellos el anuncio que los argentinos terminamos aceptándonos en la diversidad, que nos reconocimos definitivamente como hermanos y que al fin del camino logramos convertirnos en la anhelada gloriosa Nación, que encontramos el camino y juntos, codo a codo, lo recorreremos unidos hasta el fin de los tiempos. |