La sociedad se ve día a día conmovida por desapariciones, homicidios, enfrentamiento armado de barras bravas en zonas liberadas, entraderas, salideras, niños llenos de paco que matan por un celular, jugarse la vida apenas se pone un pie en la calle, correr el riesgo de ser víctima de un tiro en la frente por unas monedas y varios infortunios más.
Así ante la increíble pasividad del gobierno, el hombre de a pie ya ho puede salir de su casa, no está seguro aún dentro de su hogar y menos aún si pertenece a franjas vulnerables de la sociedad como los ancianos, engañados por hábiles estafadores que ganan su confianza y aprovechando su buena fe se hacen de sus ahorros después de maltratarlos, golpearlos y hasta matarlos.
Las fuerzas de orden, la policía brilla por su ausencia cuando más la necesitamos y aparece frecuentemente involucradas en situaciones confusas, non sanctas, relacionada indebidamente con la delincuencia que nos somete.
La justicia no consigue llevar a buen puerto los graves hechos que se llevan a su investigación, conocimiento y decisión. Por desida, negligencia o lo que sea no logra resolver los casos de desaparición y muerte de jovenes que son abusadas o asesinadas, con una asiduidad abrumadora, materia donde la frustración es el resultado de rigor.
Padres que viven en inquietud permanente cada vez que sus hijos jóvenes, adolescentes, no sólo cuando deciden ir a divertirse con amigos sino al emprender el tránsito hasta la escuela.
Los medios nos anuncian con títulos catástrofes, las desgracias de cada día, asesinatos, violaciones, robos. tremendas escenas de hombres, mujeres y niños que viven en condiciones extremas, mendigando un poco de nada.
Así la vida de un país históricamente rico y seguro se convirtió, en años de desidia de gobernantes de todos los sectores políticos, en un paraje de miseria e inseguridad.
No soy político, no tengo medios para modificar la realidad, sólo puedo describir esta situación de infortunio que tiene que acabar, debemos reaccionar y sacando fuerzas de flaquezas, cumpliendo rigurosamente el rol que nos corresponde, sin reticencia, con garra, ahínco y convicción, entre todos, procuremos terminar con la violencia, la pobreza, cobijemos a los vulnerables, instemos finalmente a que el gobierno y políticos en general hagan realidad las mil promesas que se escuchan en la campaña y definitivamente nos pongamos en la senda del bienestar y crecimiento. |