homenaje a Jardín Florido

“Nada mejor puede suceder en esta esquina: la lluvia y usted”, un piropo, una galantería fina, justo en el cruce de calle 9 de Julio esquina Rivera Indarte que Jardín Florido dirigía a María Inés Fernández de Salatin la bella dama que en la foto que se acompaña sostiene el paraguas en uno de los pocos registros gráficos que quedan del piropeador cordobés Fernando Albiero Bertapelle más conocido como Jardín Florido nacido en Italia en 1875 fallecido en Córdoba el 10 de julio de 1963, popular personaje que célebre por los halagos y galanterías a mujeres que transitaban la via publica en la ciudad de Córdoba durante la primera mitad del siglo XX.

Sabemos quien era la dama galanteada a la que se hace referencia en el párrafo anterior pues en el año 2006, Rubén Salatin llamó al diario La Voz para contar que su mamá, ya fallecida, era la elegante señora que sostiene el paraguas en la fotografía que inmortaliza a la bella y a Jardín Florido.

Camarero del Jockey Club cordobés que en esos tiempos, era uno de los clubes exclusivos de la “aristocracia”. Cuando Bertapelle salía de trabajar lo hacia vistiendo a imitación -casi paródica- de los antiguos personajes de abolengo, esto es: vestido con frac, “galera” (chistera o sombrero de copa) y un bastón rematado con una bola de billar de marfil a modo de empuñadura agregando a su atuendo un ramillete de flores que prendía de la solapa, así durante décadas recorría cotidianamente la calle 9 de Julio (entonces la vía más comercial y concurrida de la ciudad) tan relevante fue la marca que dejaron los piropos de Jardín Florido que por la maravilla de decirle cosas lindas a las mujeres logra que aun se hable de él. Y no sólo que se hable también que la Municipalidad de Córdoba exponga sus piropos en un nostalgioso tranvía que se ubicó hace unos años en la Plazoleta de la Compañía de Jesús entre los que se encuentra el que llegó al cine en la voz de Guillermo Franchella dirigido a Soledad Villamil cuando en la película “El secreto de sus ojos” le dice: “Quien se le habrá muerto en el cielo que esta este angelito de luto”.

Esculturas, homenajes, recuerdos en museos, citan en poemas y canciones, entre las que se destaca el vals “Caballero de ley” de Raúl F. Montachini interpretada magistralmente por el conjunto Los del Suquía, donde en un par de estrofas se describe la magia del piropeador que jamás será olvidado por Córdoba, que dicen: “El piropo elegante que el caballero brinda/a la cordobesita que acaba de pasar,/la niña se da vuelta y esboza una sonrisa/que es como una caricia para el galán de ley... Galantería fina, piropos respetuosos/quedaron en el aire del centro cordobés/ y un clavelito blanco se fue rumbo al olvido/murió Jardín Florido, caballero de ley”

Así vemos que el piropo y la galantería tan olvidada en la gris realidad que nos apura sigue siendo celebrada en la nostalgia y el recuerdo de Córdoba capital.

Cómo señala una cordobesa de ley “Un dulce recuerdo no vivido por mí … al morir este genial piropeador al cual nunca ví de cerca yo tenía 11 años me hubiera gustado ya mujer pasar por alguna vereda cordobesa y haber recibido una frase gentil suya. Eran caricias para el alma... las mujeres soñamos con cosas dulces y frases respetuosas”.

A pesar que ya no se escucha en la calle 9 de Julio de la capital cordobesa piropos como “En el mar de las veredas, con ojos como los suyos nadie podría salvarme”, no se olvidará jamás la galantería piropeadora de Fernando Albiero Bertapelle, el celebre Jardín Florido referente de rigor de la galantería cordobesa.