La OMS y sus organizaciones asociadas reconocen desde 1992 a la ludopatía como una "enfermedad o trastorno mental" (ICE-10 Manual de Clasificación de Enfermedades Mentales de la OMS), remarcándose que incluso ya había sido identificada de forma similar desde el año 1980 por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, ver Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales).
Refiriéndose a esta enfermedad se ha dicho que: "La persona es empujada por un abrumador e incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia, consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales de que dispone el individuo. Finalmente, invade, socava y a menudo destruye todo lo que es significado en la vida de la persona" (American Psychiatric Association, 1995, "Criterios diagnósticos del juego patológico", http://www.psych.org/).
Se destaca que el problema adictivo se centra sustancialmente en las máquinas tragamonedas o tragaperras. Sobre el punto se ha indicado: "El atractivo de las tragaperras consiste no sólo en la relativa frecuencia con que suenan la monedas al caer, aunque sean en poca cantidad, sino además derrochan músicas, palabras seductoras y colores en movimiento que estimulan y atraen al posible jugador. Quienes han diseñado los programas de las máquinas conocen los mecanismos del comportamiento humano, refuerzan de tal manera la conducta que, quienes padecen alguna debilidad anterior, fácilmente corren el riesgo de convertirse en adictos a ese juego y a otros. Las tragaperras devuelven al jugador un porcentaje fijo del dinero pactado. Pero sepamos que si se juega de forma continuada, se pierde siempre, irremisiblemente." (ver http://www.adiccionaljuego.com).
El drama personal, familiar y social que implica la adicción a juego o ludopatía debe ser abatido drásticamente por el Estado y para ello la lógica y el sentido común indica que el gobierno habrá de dictar normas que restrinjan drásticamente las habilitaciones de casas de juego y eliminen por lo expuesto en los párrafos anteriores la máquinas tragamonedas.
Durante la década ganada el juego y en particular la instalación de máquinas tragamonedas ha tenido un crecimiento inusitado. Así el 40% de las salas que existen en nuestro país se abrieron en los últimos diez años señalando a título de ejemplo del insensato crecimiento de la instalación de tragamonedas indico que el empresario Cristóbal López - principal referente del juego en Argentina - en el año 2004 en las distintas salas de juego poseía 2934 tragamonedas que a fines del 2013 llegaron a 15.758.
Como se destaca en una excelente editorial del diario La Nación online del 22/05/2014 bajo el título "El Estado, socio bobo de Cristóbal Lopez"... en lugar de cumplir con su obligación de prevenir, el Estado patrocina el juego con la excusa de que parte de los fondos se destinan a acción social. Una paradoja que confirma que los juegos de azar son hoy, lamentablemente, como morfina para adormecer voluntades.Los favores oficiales que ha recibido López lucen fuera de toda proporción y generan, además, un gravísimo perjuicio, pues los beneficios que se les otorgan en materia de juego representan un forzoso incremento de esta actividad, que, cuando se la mira lejos de la óptica del empresario y del Estado bobo que parece trabajar para él, se revela como lo que es: el aprovechamiento de una adicción"
Así como sucede con el narcotráfico, que se ha asentado a lo largo y ancho de este desafortunado país ante la pasividad de un Estado ausente, instalando la adicción a los estupefacientes y una vez logrado se aprovecha para armar inmensas fortunas a costa de la salud y la vida de la población también el kirchnerismo y los gobiernos provinciales incumpliendo su deber ineludible de prevenir el juego, lo han alentado impúdicamente convirtiendo a la ludopatía en una pandemia sin control.
Sin duda que el desborde de las adicciones a estupefacientes y al juego han contribuido decididamente a conformar la presente situación de inseguridad, de ausencia de valores, del asesinato sin sentido, de la degradación material y moral que se genera en los países que en lugar de invertir en trabajo productivo, de actuar teniendo en miras el bienestar general, alimenta la destrucción integral de ciudadano con monedas subsidiadas que terminan en el bolsillo del los narcos y los dueños de las tragamonedas. |