El futuro de un país está depositado en las nuevas generaciones que natural y paulatinamente van a reemplazarnos cuando como consecuencia del desarrollo natural de la vida debamos dar un paso al costado, en el justo tiempo que el fin de nuestro ciclo productivo así lo determine.
La acción conjunta de políticas de educación, la inclusión en actividades productivas y sustancialmente la formación de jóvenes sanos, rigurosos en el estudio y en el trabajo, son premisas imprescindibles para consolidar un destino promisorio en tanto un presente sólido garantiza una Nación con pretensiones.
Lamentablemente eso no sucede en esta Argentina de hoy, en la última década la droga, la deserción escolar, la ausencia de inversiones en fuentes de trabajo genuino ha provocado un circulo fatal que comienza con el consumo de estupefacientes de manera temprana y en cantidades exorbitantes a tal punto que por un lado la droga se hace presente en la vida de los niños a partir de los 8 años de edad mientras que en la última década el consumo de sustancias prohibidas como el paco, la cocaína, marihuana, éxtasis, etc.se incrementó en un 139 % según resulta de estadísticas oficiales y privados (Informe especial de Canal 26 del 11/10/2014) ocupando nuestro país el primer lugar en este punto en Latinoamérica.
El fenómeno narrado en el párrafo precedente son datos de una catástrofe que padecemos y de la que no nos podemos librar pues a esta altura, no habiendo reaccionado a tiempo, generaciones de niños, adolescentes y jóvenes se están destruyendo integralmente, no estudian ni trabajan. se han incorporado tempranamente al mundo del delito y no dudan en cobrarse vidas inocentes al tiempo de hacerse de unas monedas para invertir en su adicción.
Un Estado ausente, negligente, que no ha hecho todo el esfuerzo que es menester para combatir este flagelo es sin duda el primer responsable de esta situación desafortunada, que no sólo coloca al pueblo en una situación de inseguridad cotidiana sino que ha comprometido seriamente las posibilidades de crecimiento y desarrollo de la Nación ya que en cualquier caso llevará muchos años erradicar los daños y secuelas generadas por el narcotráfico.
Lo expuesto es una realidad que se aprecia diariamente en cada rincón de la republica y exhibirlo no tiene otro fín que tomar conciencia de la enfermedad que nos está llevando al infierno tan temido e instar a las autoridades y a la sociedad toda a luchar bravamente contra la adicción hasta derrotarla ampliamente poniendo todo el esfuerzo en la educación y el trabajo como medios válidos para triunfar en este desafío que no podemos eludir. |