Al presente el daño provocado por el COVID-19 solo puede calificarse como una apresurada e imprevista desgracia que tiende a mortificar a la humanidad, salvo como se destacó en el artículo “Explicación necesaria” donde se reclamaba de los organismos internacionales como la OMS que se exigiese a China que en razón de que el virus se habría originado en un laboratorio de la ciudad de Wuhan se expidiese claramente sobre esa inquietud.
En tal sentido el periodista Miguel del Pino bajo el título “Covid. ¿nació en un laboratorio?”[1] manifiesta: “Ya hemos superado el primer aniversario de la aparición de este agente biológico que no solo ha causado más de dos millones cien mil muertos, sino que ha dado lugar a la aparición de un nuevo y desastroso orden económico mundial. Seguimos sin saber cómo nació esta criatura letal para nuestra especie.”
Apareciendo relevante a juicio del suscripto la afirmación del escritor precitado que para indicar la gravedad de la situación que se está viviendo pone de manifiesto la afirmación efectuada por “el científico, inventor y empresario Steven Carl Quay, de la Universidad de Sttanford, quien basándose en complejos métodos estadísticos ha llegado a la demoledora conclusión de que el Sars-Cov 2, origen de la pandemia tiene un 99,8 % de posibilidades de ser un producto de fuga de laboratorio y solo el 0,2% restante de haberse originado como mutante en otra especie animal silvestre.”[2]
Así sería necio negar que nos enfrentamos a la pandemia más peligrosa en atención a las características de contagiosidad, letalidad y velocidad de infestación del virus, señalando que la celeridad apuntada aparece como una característica rara si sostenemos que el virus tuvo su origen a través de una zoonosis en que la transmisión de animal a humano es lenta.
Hasta aquí quiero destacar en coincidencia con lo expuesto con el señor periodista Miguel del Pino que lo anterior no pretende generar una situación de alarma sino buscar un camino que nos devuelva a la situación de paz social e individual en que la humanidad estaba inmersa antes de la aparición de éste virus, así como lo expone el autor de la nota que comentamos “… nadie está hablando de 'científicos locos creando y liberando monstruos', sino de la posibilidad de un desgraciado accidente y de la necesidad de investigación y de transparencia para que no pueda repetirse algo parecido”[3]
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