Que con fecha 18 de agosto del 2011 bajo el título "Millonario contrato de Manganaro por un amigo", me encuentro en el diario Río Negro On Line con una excelente nota del periodista Jorge Gadano, donde se pone de manifiesto que en el año 2004 el ex gobernador Jorge Sobisch aprobó el Plan integral de Seguridad (PIS), destinando 50.000.000 de dólares a su financiamiento y designando como responsable de las contrataciones, para su implementación, a Luis Manganaro quien favoreció con dos contractos directos por un total de 1.700.000 pesos a un amigo suyo, Marcelo Dietrich.
En el trabajo de investigación que comento el periodista señala múltiples detalles de operaciones de dudosa legalidad y los nombres y apellidos de los que las habrían llevado a cabo.
Ahora bien cualquier investigación minuciosa y detallada que implica una denuncia manifiesta, hecha por un medio responsable y suscripta por un periodista, si viviéramos en democracia, debería ser receptada inmediatamente por el Tribunal de cuentas, por el Fiscal de Estado, la Legislatura y sin duda oficiosamente por la Justicia, dando lugar a una investigación tendiente a determinar la veracidad de los hechos, la existencia de delitos, su juzgamiento y el pertinente castigo en su caso.
Ello no es así pues la democracia republicana, la forma de gobierno establecida en la Constitución, hace mucho tiempo que dejó de ser. Vivimos en una autocracia con tintes de oclocracia. El gobierno está en manos de una sola persona que directa o indirectamente decide quien lo va a controlar.
Así el titular del Tribunal de Cuenta, los Legisladores, el Fiscal de Estado y los jueces, son propuestos, designados o reciben el visto bueno del dueño del poder y así esa dependencia ab- infinitio determina que en los hechos nadie investigue institucionalmente y si se lo hace no sucede nada o paga un perejil.
Eso sucede en todos los niveles nacionales y provinciales en la Argentina. Una prueba es que con tantos ilícitos de políticos y sindicalistas, parientes y amigos del poder, ostensibles, comprobados,- ej. los hermanos parricidas siguen en libertad -, nunca vimos ni veremos a algunos de ellos sufriendo castigo impuesto por la justicia. Jamás. La justicia severa rigurosa se hizo para el ladrón de chivos, o el homicidio entre pobres.
El dueño del poder, sus amigos y parientes son absolutamente impunes y jamás le hará mella aún la denuncia más seria y comprometida.
Y dije que esa autocracia tenía tintes de oclocracia porque al dueño del poder no lo vota el pueblo sino la muchedumbre indiferente, la que designa, por un beneficio, por un puesto, por un subsidio, sin pensar en futuro alguno para las generaciones por venir.
Como alguien me dijo, "Hay muchos argentinos que si le ofreces quince días extras de vacaciones a cambio de eliminar la libertad de expresión, con los ojos cerrados elijen las vacaciones".
Quizás en esa actitud esté el secreto de muchas elecciones nacionales provinciales y municipales que desafían a la razón |